Mensaje del Secretario General 2017

18 de julio

Nelson Mandela sigue siendo una fuente de inspiración para el mundo con su ejemplo de valentía y compasión y su compromiso en favor de la justicia social y la cultura de libertad y paz.

Tuve el honor de encontrarme con Nelson Mandela en varias ocasiones, incluso durante la transición de Sudáfrica. En cada ocasión me impactaron su sabiduría, su compasión y, sobre todo, su humildad.

Una de las lecciones más importantes que podemos aprender de Nelson Mandela es que para avanzar tenemos que mirar hacia delante, por difícil que pueda resultar.

Durante 18 años Nelson Mandela fue conocido como el prisionero 46664. Sin embargo, nunca fue prisionero de su pasado. Tras haber sido sentenciado a trabajos forzados y aislamiento en Robben Island, se sobrepuso al sufrimiento y la indignidad y dirigió su país, y nuestro mundo, hacia un futuro más esperanzador.

No sucumbió a la amargura o la animosidad personal, sino que dedicó su tremenda energía a hacer realidad su ideal de una Sudáfrica pacífica, multiétnica y democrática.

Nelson Mandela dijo una vez que se podía definir a un santo como un pecador que seguía esforzándose. Qué rotundo mensaje de esperanza en un mundo dividido por el temor y el cinismo. Nunca es tarde para afrontar el futuro y volver a intentarlo.

Hoy, al conmemorar la vida de entrega de Nelson Mandela, el mejor tributo que podemos rendir a este gran hombre no son palabras ni ceremonias, sino acciones que mejoren nuestro mundo.

Cada uno de nosotros puede marcar la diferencia promoviendo la paz, los derechos humanos, el desarrollo sostenible y una vida digna para todos. Cada uno de nosotros puede encontrar inspiración en el ejemplo de Nelson Mandela y en sus famosas palabras: Siempre parece imposible hasta que se hace.

Construyamos a partir del legado de Nelson Mandela.

António Guterres