ARGENTINA
III CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL
RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN
RACIAL, LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS CONEXAS DE
INTOLERANCIA
DISCURSO DE LA DELEGACIÓN
ARGENTINA
SEÑOR MINISTRO DE JUSTICIA Y DERECHOS HUMANOS
DOCTOR JORGE
ENRIQUE DE LA RUA
SEÑORA PRESIDENTA
Durban,
Sudáfrica, 31 de agosto al 7 de septiembre de
2001
Permítame felicitarla por su elección para presidir este
primer evento del nuevo milenio, cuya importancia y complejidad permiten medir
el universo que debemos mejorar. La República Argentina no duda que su
serenidad, experiencia, sensibilidad y manejo de las relaciones internacionales
nos conducirán a buenos resultados.
Agradezco también la hospitalidad de
Sudáfrica, que alberga esta importante conferencia y cuya geografía es el mudo
testigo de una historia que nuestras deliberaciones deben tener presente en el
espíritu y en la mente.
Señora Presidenta,
No caben dudas acerca
del proposito esencial de esta Conferencia. Se trata de procurar, con
imaginacion y realismo, un diseno del mundo que torne posible satisfacer el
ideal de la dignidad humana, bajo la condicion indiscutible de que debe formar
parte de la conciencia moral de cualquier comunidad humana. Ello es as¡ porque
la discriminacion racial, la xenofobia y todas las demas formas de intolerancia,
en tanto todavia afectan masivamente la vida individual en todos los espacios de
este planeta, constituyen una frustracion notoria y permanente de ese
ideal.
Decididamente, para avanzar hacia el ideal, hay que actuar para
erradicar las causas de esos fenomenos. Se trata de una enorme tarea que, no
obstante, hay que emprender de inmediato. Porque las causas de la intolerancia
son múltiples y complejas.
Son múltiples, pues el racismo y la
discriminacion se nutren de frustraciones muy variadas, de reduccionismos
diversos de la historia, por la adopcion de falsas doctrinas que componen los
lugares comunes de uso frecuente por pseudointelectuales oportunistas o líderes
mesiánicos e incluso, en ocasiones, de la falta de conciencia y de reaccion de
las propias victimas.
Las causas son también complejas porque el rechazo
a la diferencia racial o cultural, que caracteriza la xenofobia, se asocia ahora
con la migracion de vastas poblaciones de individuos que huyen del hambre, de la
pobreza y de la persecucion politica o religiosa. Ello muestra que cualquier
simplificacion de las medidas de defensa del ideal de la dignidad humana es un
error que debemos evitar, que no se puede actuar obviando el dato de la
desigualdad economica y social que, lamentablemente, también caracteriza el
escenario contemporaneo.
Estamos considerando violaciones a los derechos
humanos que tienen lugar en todas partes del mundo y es evidente que la
responsabilidad primaria en punto a la adopcion de medidas juridicas o de otra
naturaleza que se propongan impedir, y, en su caso, reparar las consecuencias de
los actos discriminatorios, le corresponde al gobierno de cada estado que
conforma la comunidad internacional. Ello es as¡, porque vivimos en comunidades
nacionales, en las que precisamente hay que incorporar la cultura ilustrada que
se define por la defensa del ideal de la dignidad universal que suministra los
criterios de respeto a la diversidad y que permita comprender la riqueza de una
sociedad multicultural e integrada.
Pero la accion estatal y las
actitudes y comportamientos de 'los miembros de cada sociedad civil que se
propongan erradicar la intolerancia nunca son suficientes. Las actuales
vulneraciones a la dignidad humana trascienden las fronteras y se expanden
indiscriminadamente a cualquier lugar del planeta.
Tambien, y esto
constituye una verdadera desgracia, en demasiadas comunidades nacionales aquel
ideal es desplazado y degradado con la invocacion de supuestos objetivos y
politicas de estado.
Es preciso, entonces, enfatizar la importancia de la
decision internacional, de un compromiso con el futuro de una sociedad global,
definida por una forma de vida en la que no exista la intolerancia. Una sociedad
en la que todos los seres humanos, sin distincion alguna, integren la clase de
sus
ciudadanos. La formacion de esta cultural universal puede, entonces,
considerarse un objetivo esencial de esta Conferencia.
Señora
Presidenta,
Es claro que la conciencia de la necesidad de adoptar medidas
que trasciendan los limites estatales ha conducido en los ultimos anos a
acciones regionales. Hay que mencionar aqui la Conferencia Regional de las
Américas en diciembre de 2000. Y agradecer una vez mas al Gobierno y al pueblo
de Chile por su hospitalidad en esa oportunidad.
El documento de Santiago
refleja fielmente nuestras inquietudes y aspiraciones. Su equilibrado contenido
sin duda será un buen aporte en la conducción del proceso final de redacción del
texto de la Declaración y del Plan de Acción, toda vez que el enfoque orientado
a la acción expresa el espíritu constructivo que mi país y tantos otros aquí
creen que deben inspirar las negociaciones de esta Conferencia
Mundial.
Al respecto cabe decir que resulta natural que el Documento
Final de esta Conferencia haga distinciones entre las víctimas principales y las
otras víctimas indirectas.
Sin perjuicio de ello, la Argentina entiende
que unas y otras merecen protección especial del Estado. En nuestra América
Latina existen víctimas diferenciadas que tienen sus propias peculiaridades, mas
no por ello dejan de participar de las mismas frustraciones y padecer el
desprecio que el resto de las víctimas de otras partes del mundo. Para enfretar
este escenario los Estados deben adoptar políticas y estrategias de lucha contra
cualquier forma de discriminación, adoptando medidas punitivas que desalienten
la actuación individual o colectiva en acciones motivadas por cuestiones
raciales.
No habría que negarse a tratar la historia de las injusticias,
de las violaciones de los derechos humanos que fueron nutridas por la
esclavitud, el tráfico de esclavos, la servidumbre de personas y el
colonialismo. Y no habría que hacerlo porque un reconocimiento de los males que
engendraron y engendran esas prácticas debe constituirse en el inicio de
búsqueda de alternativas de accion hacia el futuro.
Resulta, por tanto,
valioso, que aquellos que tuvieron mayores responsabilidades por las crueldades
y los sufrimientos asuman de alguna manera el pasado. Cada país deberia,
entonces, tomar a su cargo la comprension y critica de su propia historia. Es la
primera condicion para evitar incurrir en errores y circunstancias que puedan
constituir verdaderas frustraciones del ideal de la dignidad.
Nuestro
país, como no podía ser de otra manera, tambien tiene que recoger esa
experiencia y utilizarla para construir el futuro. La Argentina, como otros
estados de Latinoamerica, es el resultado del cambio de una sociedad colonial,
caracterizada por la desigualdad y la explotacion de grupos raciales y
culturales diferentes, a una sociedad que incorporo los ideales de la
ilustracion y que por ello abrio su territorio a individuos provenientes de
cualquier lugar del mundo y de cualquier cultura.
Sin embargo hay que
admitir que ese proyecto de una sociedad tolerante se frustro en multiples
ocasiones. Loes prejuicios arraigados y las formas dictatoriales de gobierno que
no asumieron el ideal de dignidad son parte de esas frustraciones. Pero ahora,
precisamente, como resultado de ese reconocimiento de la necesidad de incorporar
definitivamente nuestro proyecto originario a la vida cotidiana, la Argentina
participa con conviccion de esta Conferencia, que deberia representar el punto
de partida comun de toda sociedad civilizada en el diseno de herramientas que
permitan erradicar las causas del racismo, de la discriminacion y de la
xenofobia.
Para ello, esta Conferencia debe adoptar una óptica global de
los fenómenos de discriminacion. Durban encontrará su sentido en la historia por
inspirarse en la participación y contribución de todos los actores. Con un
método realista y exento de la tentación del reproche, con una dimensión de
derechos humanos y orientada a la adopción sin votación de una Declaración
completa y un Programa de Acción efectivo.
En esta perspectiva, la acción
de los estados en la Conferencia debería darse en el sentido de aliviar el
sufrimiento de las víctimas y de crear condiciones mejores para el futuro.
Durban debe ser una barrera de contención a prácticas y fenómenos racistas
inaceptables. Nuestro horizonte debería concebir un mecanismo de seguimiento, de
control y análisis, de evaluación de las tendencias racistas y su disminución
como consecuencia directa de esta Conferencia.
De nosotros depende que
este foro sea el punto de partida de una nueva ruta de efectividad en la
eliminación de la práctica discriminatoria o solamente un ejercicio retorico sin
resultado efectivos.
La opinión pública mundial no será indiferente a las
medidas que aquí se adopten. El escepticismo de algunos sectores quedará
neutralizado si somos capaces de proponer soluciones para quienes son
cotidianamente discriminados en todas partes del mundo por el solo hecho de ser
diferentes. Existe una marcada expectativa sobre los resultados de la
Conferencia que estamos en condiciones de satisfacer simplemente asumiendo el
compromiso de adoptar medidas eficaces, nacionales, regionales e
internacionales, que prevengan y en su caso sancionen los actos
discriminatorios.
Hay que recordar que la comunidad internacional adoptó
hace años una Convención para la eliminación de la discriminación racial e
instituyó un Comité, el CERD, que infatigablemente ha velado por la vigencia de
la convención, por la solución de los conflictos que le han sido planteados, por
el cumplimiento por los estados partes de las obligaciones contraídas a través,
entre otras cosas, de la adopción de las medidas legislativas, judiciales o de
otro carácter necesarias para garantizar el goce y ejercicio de los derechos
humanos en igualdad. Sus recomendaciones tienen que constituir asimismo el
material sobre el que hay que avanzar.
Señora Presidenta,
Durban
nos brinda la ocasión para echar luz sobre los graves problemas de
discriminacion, para dejar de negar realidades moralmente inaceptables, para
afrontar un futuro plural.
Este país que tanto sabe de los temas que aquí
tratamos y que ha dado el ejemplo de afrontarlos con decisión, debe ser el
testigo de un cambio en nuestra actitud frente a la historia en los temas de la
discriminación. En todo caso una doctrina es clara en esta Conferencia: la
neutralidad no existe ante la vulneracion del ideal moral basico.
Luego
de este evento, la situacion internacional deberia comenzar a cambiar. El
mandato de la Alta Comisionada para Derechos Humanos debe ser fortalecido en
estos temas. La cuestión del racismo debe ser considerada en todas las
instancias de las Naciones Unidas.
El tercer mileno enfrenta al ser
humano ante alternativas nunca dadas en su ¡historia. Puede, as¡, extinguir la
especie humana, por la liberacion de energias al margen de todo control; puede,
tambien, cambiar la especie humana, por practicas geneticas que generan vivas
polemicas. Si a ello se suma una fuerte confusion sobre el orden y el poder
mundiales, pues no resulta facil responder que es, hoy, el poder, ni quien lo
ejerce, debemos debatir vivamente para pu e es el poder, que sin dudas debe
orientarse al resguardo del ser humano, de sus derechos como tal, y en
particular de su no discriminacion.
Muchas
gracias.