COMITE DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA ELIMINACION DE LA DISCRIMINACION RACIAL
Presentación del
Sr. Mario Jorge Yutzis
Miembro del Comité
de Naciones Unidas para la
Eliminación de la Discriminación Racial
Conferencia Mundial contra
el Racismo, la Discriminación Racial,
Xenofobia y Formas Conexas de Intolerancia
Sr. Presidente,
Sería dificil - por no decir imposible - negar el hecho de que la realidad
humana ha estado siempre atravesada por innumerables tipos de conflictos. El
racismo es uno de ellos. Sus expresiones son múltiples y su persistencia
es preocupante. Sus manifestaciones varían según las culturas,
contextos y momentos históricos y está presente en todas partes
aunque no es siempre necesariamente evidente.
Expresiones simultáneas y acumulativas de racismo cotidiano se encuentran
en casi todas las situaciones y las relaciones humanas, desde los barrios de
los cinturones urbanos insertos en la exclusión y la pobreza, desde el
acceso a los mercados de trabajo y los bienes culturales, desde el Parlamento
hasta los medios de comunicación y aún desde la burocracia estatal
hasta los niveles académicos.
Ninguna sociedad escapa a este estigma, y a pesar de los avances realizados
en los últimos cincuenta años para combatirlo, su virulencia y
su extensión son todavía alarmantes. Las variables que agrupan
a ejemplos múltiples de distintas manifestaciones de racismo abundan
en número y elocuencia, abarcan diversos escenarios e incluyen diferentes
actores sociales.
Nada de esto es casual ni librado al azar ni meramente subjetivo. Por el contrario,
partiendo de datos históricos ofuscantes y trágicos y sin necesidad
de mayores pretensiones científicas e históricas, es posible apreciar
que en el accionar racista subyace un sistema de valores el cual, a partir de
la evidencia de las diferencias entre los seres humanos, ha establecido que
algunas de estas diferencias eran, son, o serán superiores y/o mejores
que otras.
Esta perspectiva no es precisamente la expresión casual o aislada de
un individuo, sino un conflicto de carácter sistémico, construido
socialmente, que responde a intereses determinados, que contiene un conjunto
doctrinal, ideológico y cultural, como también una práctica
concomitante y una corriente de opinión, y además, está
todavía profundamente arraigado en el inconsciente colectivo de muchas
sociedades y/o individuos.
En efecto, el legado del colonialismo y la esclavitud son una pesada herencia
del pasado cuyas heridas están todavía abiertas y constituyen
uno de los paradigmas más trágicos y más sensibles del
sufrimiento histórico de millones de personas. Muchas consecuencias de
esta terrible práctica del pasado todavía persisten. Ciertamente,
la esclavitud todavía no se ha eliminado, sea en su forma tradicional
como contemporánea. El aumento actual dentro y fuera de las fronteras
nacionales, del tráfico de mujeres, hombres y niños/as, son ejemplos
elocuentes.
Sr. Presidente,
En este sentido, pensar en una humanidad distinta, cuyas expresiones de justicia
sean cada vez más equitativas y se encaminen hacia el disfrute de los
bienes de este mundo y de la igualdad de derechos para todos, significa construir
un presente y un futuro que sólo será posible si se tienen en
cuenta los errores y las consecuencias del pasado, no sólo para reconocerlos,
sino también para hacer todos los esfuerzos posibles que contengan la
voluntad de repararlos.
Una de las grandes victorias del fin del siglo pasado ha sido el desmantelamiento
del sistema del apartheid y la creación de una nueva Africa del Sur plural
y multirracial. Los Estados modernos han desarrollado por su parte todo un arsenal
jurídico con la intención de luchar contra las distintas formas
de discriminaciones raciales y la comunidad internacional, ha creado innumerables
órganos de tratado con el mismo objetivo. Existen además, multitud
de organizaciones no gubernamentales que representan vastos sectores de la sociedad
civil, las cuales llevan adelante una lucha cotidiana y sin tregua contra el
racismo y la discriminación racial. Sin embargo, en los comienzos de
este nuevo milenio, el racismo sigue matando, hiriendo, humillando, y excluyendo
a millones de seres en este mundo, alentado consciente o inconscientemente de
aquellos que no sufren cotidianamente sus efectos en su carne, en su sangre
y en su espíritu. Brutalidades, muertes gratuitas, masacres étnicas,
violaciones, torturas fisicas y psicológicas, vejaciones, injurias, exclusión
o simplemente bromas sórdidas o adivinanzas cargadas de sentimientos
desvalorizantes. Este principio del milenio es para ponerlo en los términos
que la propia realidad les confiere, también un período de retorno
a la barbarie.
Desde esta perspectiva, la problemática del racismo es claramente una
cuestión de derechos humanos en general, y de reconocimiento del otro
en particular.
En esta emblemática Sudáfrica, la Conferencia Mundial deberá
ser un motor para que todas las personas de buena voluntad que habitan la Tierra
realicen un esfuerzo mancomunado para proponer las soluciones que puedan prevenir
y evitar los conflictos derivados de la discriminación, el racismo, la
xenofobia, como toda otra forma de injusticia e inequidad. En este sentido,
la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, Xenofobia
y las Formas Conexas de Intolerancia deberá decidir los criterios y los
mecanismos para que el seguimiento del cumplimiento del Plan de Acción
sea una tarea visible y eficaz para la vida cotidiana de aquellos/as que han
sido y son víctimas del racismo y la discriminación racial.
Sr. Presidente,
Es preciso y urgente asumir como postulado básico de las estrategias
contra el racismo y la discriminación, la planificación armónica
y equitativa entre los pueblos y las naciones. De lo contrario, la sociedad
mundial podría encaminarse hacia una violencia discriminatoria mayor,
que hará peligrar la paz y la integración en el mundo.
Durban, 5 de Setiembre del 2001