PARAGUAY
CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RASCISMO,
LA DISCRIMINACION RACIAL,
LA XENOFOBIA
Y
OTRAS FORMAS CONEXAS DE INTOLERANCIA
DURBAN, REPUBLICA DE SUDAFRICA
3DE SETIEMBRE DE 2001
Señora Presidenta,
Señoras y Señores,
La República del Paraguay hace suyos los objetivos de esta Tercera Conferencia
Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y Otras
Formas Conexas de Intolerancia, a la cual esperamos contribuir para que de Durban
pueda surgir una declaración y un plan de acción en que converjan
exitosamente las aspiraciones y los anhelos de las víctimas de estos
flagelos, y que supongan estos documentos un avance real de la comunidad internacional
contra los mismos.
La lucha contra la discriminación y la igualdad en el disfrute de los
derechos humanos no puede ser solo la de las víctimas, sino de toda persona
con conciencia moral y social, y sobre todo, de todas las sociedades en su conjunto.
En este sentido, el Paraguay, con su población mayoritariamente joven,
de un 70% menor de 35 años, constituye un país solidario y abierto
a la diversidad, dispuesto a trabajar por la no discriminación en su
misma sociedad y en el mundo.
Como país, que en 1989 salió de una dictadura en que estuvo inmerso
durante 35 años, Paraguay considera que la educación para la democracia
y la tolerancia es fundamental, para consolidar y fortalecer las instituciones
democráticas y el respeto a los derechos humanos, en un entendimiento
permanente, que es lo que permite la convivencia humana dentro de la diversidad.
El Paraguay cree, entonces firmemente, que para crecer en la tolerancia y el
respeto, es esencial dar la mayor importancia a la educación para la
democracia, una educación que privilegie a los valores, la historia y
su comprensión y, como lo prescribe nuestra Constitución, que
fomente el desarrollo pleno de la persona humana, el respeto a los derechos
humanos y la solidaridad e integración entre los pueblos, pudiendo formar
seres sensibles y capaces de reconocer en la diversidad un valor positivo.
Nuestra -Constitución, de 1992, reconoce por esto la existencia de los
pueblos indígenas como grupos anteriores a la formación del Estado
paraguayo, y les garantiza la provisión de las tierras de las que fueron
despojados en el pasado. En este sentido, en varias ocasiones se les ha restituido
sus tierras tradicionales ancestrales, en lo que puede considerarse un ejemplo
para los demás países de América y el mundo.
El orgullo de tener aún la riqueza de la cultura de estos 100.000 habitantes
de pueblos indígenas, se refleja también en nuestra lengua oficial
junto al español: el guaraní, un idioma precolombino que subsiste
hasta hoy, hablado mayoritariamente por las paraguayas y paraguayos, y cuya
enseñanza es obligatoria.
Se ha demostrado dolorosamente que la discriminación no solo es en si
misma una violación de los derechos humanos, sino que es una fuente de
violación de varios otros derechos fundamentales. Solo en el contexto
de la democracia, es posible el pleno disfrute de los derechos humanos, solo
no discriminando se puede avanzar a un mejoramiento de la sociedad. El Paraguay
entiende, que la igualdad de los derechos supone también la remoción
de obstáculos y el impedimento de factores que mantengan o propicien
la discriminación.
Es necesario establecer para ello medidas internas con miras a una acción
afirmativa para los grupos discriminados.
El Paraguay sostiene, que así como son necesarias medidas nacionales
para combatir la discriminación, también es fundamental combatirla
a nivel de los Estados, buscando un orden internacional más inclusivo
y equitativo, sobre la base de la cooperación y solidaridad internacionales,
que permita suprimir las políticas discriminatorias que aplican los países
desarrollados a los países en desarrollo en el campo del comercio util,
restringiendo el acceso de los productos de estos a sus mercados e imponiendo
subsidios que menoscaban la competitividad internacional, acentuando de esta
manera la brecha entre los países ricos y los países pobres.
El Paraguay cree también, como Estado que ya ha ratificado, sin reservas,
el Estatuto de la Corte Penal Internacional, que debemos reaccionar a tiempo
contra el genocidio, los crímenes contra la humanidad, y los crímenes
de guerra que están vinculados al racismo y en este sentido, hace un
llamado a la comunidad internacional para acelerar el proceso de ratificación
del Estatuto de Roma, para que entre en vigencia una Corte Penal Internacional
efectiva e independiente que permita que estos crímenes no queden en
la impunidad.
Por último, el Paraguay desearía que el mecanismo de seguimiento
de esta Conferencia sea efectivo y eficaz, para lo cual, deberia involucrarse
a la sociedad civil en la búsqueda de las soluciones, trabajando directamente
con las víctimas, y de esta manera, poder aspirar en esta etapa de la
civilización, a la entrada de un nuevo milenio, a lograr la erradicación
universal del racismo y la discriminación.
Muchas gracias.