PERU
CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA EL RACISMO,
LA DISCRIMINACION RACIAL, LA XENOFOBIA Y OTRAS FORMAS
CONEXAS DE INTOLERANCIA
DISCURSO DEL JEFE DE LA DELEGACION DEL PERU,
EMBAJADOR HERNAN COUTURIER MARIATEGUI
Durban, miércoles 5 de septiembre de 2001
Señora Presidenta,
Permítame, en primer término, a través de su distinguido
intermedio, expresar a su Excelencia, el Presidente de la República de
Sudáfrica, mis más sentidas condolencias por la pérdida
de su señor padre, el honorable señor Govan Mbeki, cuya fecunda
vida nos inspira en esta importante conferencia.
Quisiera, por otra parte, agradecer y felicitar a nuestro anfitrión,
el ilustre gobierno de Sudáfrica, por la magnífica organización
de esta conferencia. Hacemos votos, asimismo, para que el espíritu de
tolerancia y diálogo que caracterizó la admirable transición
sudafricana ilumine también a las delegaciones presentes en Durban a
fin que la Conferencia concluya con éxito.
La lucha intemacional contra la discriminación racial no es nueva para
el sistema de Naciones Unidas ni para América Latina ni para el -Perú.
Fueron los países latinoamericanos los que impulsaron en la Conferencia
de San Francisco de 1945 la inclusión del tema de los derechos humanos
en la Carta de las Naciones Unidas y, más específicamente, los
que propusieron la formulación del artículo 2 de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, que establece que éstos pertenecen
a todos, "sin distinción de raza, sexo, lengua o religión".
, Es por ello que mi delegación se siente muy comprometida con la lucha
en contra de todos los tipos de discriminación, en especial la discriminación
racial. En este sentido, el Perú abriga la esperanza que los resultados
de Durban sean un nuevo hito en el avance de esta lucha y no se limiten a registrar
lo conseguido anteriormente.
Señora Presidenta,
La sociedad peruana no está ajena a los problemas que nos ocupan en Durban.
Mi país, desde sus orígenes, ha tenido una intensa y compleja
interrelación étnica y cultural. No siempre ese intercambio ha
sido fácil ni justo. A lo largo de nuestra historia se han presentado,
más bien, esquemas de dominación, imposición e intolerancia
-unos más ominosos que otros- que han generado, sin embargo, un rico
proceso de mestizaje aún inconcluso que constituye, probablemente, el
rasgo más característico de la cultura peruana contemporánea.
De acuerdo al ordenamiento jurídico de mi país, todos los ciudadanos
peruanos, sin distinción alguna, son rigurosamente iguales ante la ley.
No obstante y a pesar que en el último medio siglo se ha producido un
proceso de democratización social que no admite ciudadanos de segunda
clase, en la práctica existe exclusión y discriminación
que afecta a un número importante de peruanas y peruanos.
La población indígena, mestiza y afroperuana del Perú sufre
aún diversas formas de discriminación racial que se expresan de
manera implícita, más que institucional.
Es preciso tener en consideración que la discriminación no ocurre
sólo por motivos raciales o sociales, ya que la condición de pobreza
constituye, en el marco de las diversas manifestaciones de intolerancia actuales,
un "estigma" adicional muy relevante que refuerza la exclusión,
contribuye a mantener la discriminación racial y establece una relación
de retroalimentación entre pobreza y discriminación. Por ello,
mi delegación considera imperativo que las estrategias de lucha contra
el racismo contengan medidas dirigidas a superar o reducir la pobreza como causa
y consecuencia de la discriminación. Asimismo, debemos reconocer que
los grupos más vulnerables de nuestras sociedades son objeto potencial
de discriminación en dos dimensiones: al interior de sus fronteras, así
como cuando, empujados por la necesidad, migran a otros países. Estas
realidades socioeconómicas se dan en buena parte de las sociedades latinoamericanas,
donde, además, existe la tendencia a minimizar o desconocer los problemas
de discriminación racial e intolerancia existentes, lo cual no hace sino
perpetuar dichas prácticas. Por otro lado, la globalización hace
más urgente el reto de superar las causas de la pobreza.
Esta situación ha creado condiciones poco favorables para la lucha contra
el racismo y demás formas de exclusión, reflejadas, por ejemplo,
en la contradicción entre la restricción a la movilidad del individuo
y la libre y creciente circulación de mercaderías y recursos financieros.
Este hecho -resulta preocupante como lo demuestra un reciente estudio realizado
por la Organización Internacional del Trabajo, que señala que
la globalización, lejos de reducir los flujos migratorios, los incrementará
en los próximos años, destacando que los intercambios de bienes
y capitales entre los países ricos y pobres no serán lo suficientemente
amplios como para satisfacer las necesidades de empleo en estos últimos.
Por el contrario, señala el informe, la fractura social provocada por
los procesos de reestructuración económica desarraigará
un numero mayor de personas de sus comunidades, impulsándolas a buscar
mejores condiciones de vida en el extranjero, a pesar de que pueden ser confrontados
con el rechazo a la intolerancia.
El análisis de los proyectos de declaración y plan de acción,
permite apreciar que se ha hecho un recuento pormenorizado de las víctimas
del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y otras formas de
intolerancia, incluyendo en los citados documentos referencias importantes a
los mestizos con ascendencia indígena o africana entre las víctimas
del racismo. Dicha inclusión es tanto más importante cuanto es
el grupo poblacional mayoritario en muchas de las sociedades latinoamericanas,
siendo también el que más directamente sufre las distintas formas
de segregación de nuestros países.
En este contexto, es necesario que la Conferencia Mundial adopte un plan de
acción específico para reforzar la lucha contra esta amenaza.
La comunidad internacional en su integridad debe caminar hacia el futuro con
una percepción crítica del pasado, entendiendo y superando las
causas y consecuencias del racismo y la discriminación que ponen en peligro
un desarrollo humano cabal y equitativo. En tal sentido, los países aquí
representados tenemos el imperativo moral de aportar al éxito de la Conferencia
Mundial con propuestas concretas y compromisos claros. La situación de
los excluidos en el mundo así lo exige.
No obstante, el Perú, como muchos otros países, ve con suma preocupación
la evolución desfavorable de esta Conferencia. Esta oportunidad, largamente
perseguida para comprometernos a desterrar el racismo, podría frustrarse
una vez más porque comienzan a prevalecer intereses parroquianos o percepciones
reiteradamente intolerantes que excluyen toda posibilidad de paz en determinadas
regiones. No es admisible para la comunidad internacional que este tipo de problemas
singulares y previsiblemente identificables haga posible el naufragio de la
Conferencia Mundial.
Del mismo modo, es reprochable que se haya llegado a esta Conferencia sin superar
previamente interpretaciones y concepciones históricas irreconciliables
que, en vez de contribuir a saldar históricamente las causas del racismo,
por el contrario, profundizan sus raíces y acentúan los prejuicios
que se derivan de tal fenómeno.
Esta experiencia señala que no se podrán dar nuevos pasos contra
el racismo si es que la comunidad internacional no está lo suficientemente
madura para asumir sus responsabilidades y adoptar las medidas necesarias para
su superación definitiva. Actuar de otra manera sería absolutamente
irresponsable, y se provocaría un daño irreparable a las causas
del multilateralismo, los derechos humanos y la vigencia permanente de nuestra
Organización.
Señora Presidenta,
El Perú está viviendo una transición profundamente democrática
en la que su pueblo y su nuevo gobierno anhelan fortalecer -y consolidar el
estado de derecho y la vigencia de los derechos humanos. Luego de soportar varias
experiencias erráticas, los peruanos estamos convencidos que estos ingredientes
son indispensables para desarrollar todo proyecto político destinado
a solucionar las desigualdades del Perú. Sin duda, el reconocimiento
explícito por parte del Estado y la sociedad civil de las condiciones
que generan prácticas discriminatorias en el Perú, será
punto de partida y componente esencial de la construcción de una sociedad
más justa y democrática en mi país.
Así como los recursos morales y sociales del Perú han revertido
una situación inaceptable de violaciones de las libertades fundamentales
de su pueblo, consideramos posible que la comunidad internacional reaccione
ante sus errores y tenga la reserva espiritual suficiente para enmendar rumbos
a fin de abordar con madurez el tema del racismo y la discriminación.
Reflexionemos y hagamos un esfuerzo final para salvar la Conferencia en bienestar
de la amplia gama de pueblos que fueron sometidos a las prácticas de
la esclavitud, la servidumbre y la segregación racial.
Muchas gracias.