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Dignidad y Justicia para Todos

“Dignidad y Justicia para Todos” refuerza la visión de la Declaración Universal de Derechos Humanos como un compromiso con la dignidad y la justicia a escala universal. No se trata de un lujo ni una lista de deseos. La Declaración Universal y sus valores básicos de dignidad humana inherente, no discriminación, igualdad, equidad y universalidad se aplica a todas las personas, en todos los lugares y en todo momento. La Declaración es universal, perdurable y vibrante, y nos concierne a todos.

Compromiso

En el proceso de redacción de la Declaración Universal participaron representantes de todas las regiones, quienes se inspiraron en valores, sistemas de creencias y tradiciones políticas de diferentes culturas y sociedades de todo el mundo. La Declaración Universal, que en un principio, fue adoptada por países de todo el mundo “como norma común de comportamiento para todos los pueblos y todas las naciones”, con el tiempo ha sido ampliamente aceptada como norma fundamental de los derechos humanos que todos deben respetar. En la actualidad, todos los países han aceptado la Declaración Universal de Derechos Humanos y reafirmado su compromiso con los derechos fundamentales consagrados en la Declaración.

A lo largo de los años, este compromiso se ha traducido en leyes por cuya mediación se expresan y garantizan los derechos humanos. Cabe destacar que la Declaración Universal de Derechos Humanos ha inspirado declaraciones y tratados internacionales de derechos humanos. Este valioso conjunto de normas de derechos humanos representa un contrato entre los gobiernos y sus pueblos, quienes tienen el derecho de exigir que este contrato se respete. También es necesario que todos los miembros de la sociedad respeten los derechos humanos básicos de los demás.

Dignidad

La Declaración Universal de Derechos Humanos exige que se atiendan las necesidades básicas humanas y reconoce el carácter indivisible y la interdependencia de todos los derechos humanos, trátese de derechos civiles y políticos, como el derecho a la vida y la libertad de expresión, o de los derechos económicos, sociales y culturales, como el derecho al trabajo, la seguridad social y la educación. La mejora de un derecho da lugar al adelanto de los demás. De igual forma, la privación de un derecho tiene efectos adversos sobre los demás. El derecho a disfrutar de todos los derechos humanos es esencial para un vida digna.

La pertinencia actual de la Declaración es más imponente aún cuando escuchamos las voces de las personas en las comunidades. Cuando el Banco Mundial realizó su estudios sobre “Voces de los pobres” a fines del decenio de 1990, para lo cual entrevistó a más de 80.000 personas en aldeas y comunidades locales en relación con sus valores, necesidades y aspiraciones más importantes, los resultados se leen como si fuera una lista de los derechos cotidianos que se consagran en la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Justicia

En el preámbulo de la Declaración Universal de Derechos Humanos se señala que “la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana”. Se trata de la primera afirmación, que sigue siendo la más importante, de los derechos y libertadas para todos nosotros como seres humanos, sin distinción de ningún tipo.

Los principios básicos de los derechos humanos que se establecieron por primera vez en la Declaración Universal de Derechos Humanos, como la universalidad, la interdependencia e indivisibilidad, la igualdad y la no discriminación, se han reiterado en numerosas convenciones, declaraciones y resoluciones internacionales en materia de derechos humanos. Esos principios son fundamentales para lograr la justicia. La no discriminación, por ejemplo, ha pasado a ser uno de los principios intersectoriales de las normas de derechos humanos. El principio está presente en todos los principales tratados de derechos humanos y constituye el tema central de algunas de las convenciones internacionales de derechos humanos, como la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer. y la Protocolo facultativo de la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad

Los principios básicos de la Declaración Universal de Derechos Humanos han inspirado un valioso conjunto de tratados internacionales de derechos humanos y el desarrollo de los derechos humanos en todo el mundo en los seis últimos decenios, y sigue siendo una inspiración para todos los seres humanos.

Todos

La Declaración Universal de Derechos Humanos pertenece a todos. Independientemente de donde usted viva, del dinero que tenga, de la fe que profese o las opiniones políticas que tenga, todos los derechos humanos consagrados en la Declaración Universal son aplicables a usted y guardan relación con usted. Fue precisamente la Declaración Universal de Derechos Humanos la que, hace casi 60 años, estableció por primera vez lo que han pasado a ser valores universales en la actualidad: los derechos humanos son inherentes a todas las personas y se refieren a la comunidad internacional en su totalidad. Los derechos humanos conciernen a todos.

El impresionante edificio de derechos humanos que la Declaración Universal de Derechos Humanos ha permitido levantar es motivo de celebración. Pero la Declaración Universal aún no satisface a toda la humanidad por igual. Nosotros, los titulares de derechos, tenemos que reclamar la Declaración Universal, apropiarnos de ella. Si bien los gobiernos tienen el deber primario de promover y proteger todos los derechos humanos, agentes no estatales, otros encargados de rendir cuenta y todos nosotros también desempeñamos un papel importante en hacer efectivo el disfrute universal de los derechos humanos. Mediante los esfuerzos concertados del sistema de las Naciones Unidas, sus asociados a escala internacional y local, la adopción de decisiones a escala nacional y la participación de personas de diferentes rincones del mundo podemos plantearnos verdaderamente el logro de la dignidad y la justicia para todos.