Reunión de alto nivel sobre el SIDA de 2006

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Reunión de alto nivel sobre el SIDA de 2006
Uniendo el mundo contra el SIDA


31 de mayo - 2 de junio, Naciones Unidas, Nueva York

 
 


Dr. Peter Piot,
Director Ejecutivo del ONUSIDA

Declaración ante la Reunión de Alto Nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el SIDA

Nueva York, 31 de mayo de 2006

Sr. Presidente, Secretario General, Excelencias, distinguidos Delegados, Señoras y Señores.

Con la reciente desaparición del Dr. Lee Jong-wook, la lucha contra el SIDA ha perdido a una de sus fuerzas más inspiradoras y decididas. Me uno al Secretario General en su homenaje a sus importantes contribuciones.

Las palabras que voy a pronunciar a continuación serán también en nombre de los jefes ejecutivos de los 10 copatrocinadores del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA.

Excelencias,
Hace cinco años, en mi discurso ante el periodo extraordinario de sesiones sobre el SIDA destaqué que «De este periodo extraordinario de sesiones de la Asamblea General salen dos caminos. Un camino simplemente sigue su curso desde donde estamos hoy: una epidemia que nos está venciendo poco a poco. El otro camino que surge del periodo extraordinario de sesiones es el del compromiso para detener el avance de la epidemia».

La declaración y el informe del Secretario General ponen de manifiesto que muchos Estados Miembros han tomado decididamente el segundo camino, el del compromiso para contener la epidemia.

En los últimos cinco años hemos hecho más progresos que en los 20 años anteriores.

Tenemos resultados tangibles en el campo.

Nos encontramos en un punto álgido en términos de compromiso y actuación.

Sin embargo, como ha señalado el Secretario General, es evidente que nos queda aún un gran trecho por recorrer en esta senda de compromiso. Son más numerosos los objetivos fijados en 2001 que no hemos alcanzado que los que sí hemos alcanzado.

Como consecuencia, en 2005 se produjo un mayor número de nuevas infecciones por el VIH y fallecieron más personas por SIDA que en el pasado.

La epidemia continúa pues superando las peores predicciones, y comunidades y sociedades enteras de todo el mundo están pagando un precio catastrófico.

¿Qué necesita cambiarse? ¿Cómo podemos hacer retroceder la epidemia? ¿Cómo podemos evitar los graves y grandes errores de los últimos 25 años?

Lo primero que debemos hacer es hacer más de lo que estamos haciendo, y hacerlo mucho mejor.

Debemos ampliar todos los servicios sobre el VIH para alcanzar el acceso universal. Y debemos hacerlo con más celeridad y eficacia de lo que nunca hubiera parecido posible.

La hoja de ruta hacia el acceso universal está claramente trazada en el informe de evaluación preparado por el ONUSIDA, basado en debates públicos realizados en más de 130 Estados Miembros. Así pues, el mundo tiene un programa para la acción apoyado socialmente.

La otra cosa que necesitamos hacer es cambiar radicalmente nuestro modo de pensar sobre la epidemia y nuestro modo de abordarla.

Tras vienticinco años de SIDA, tanto en países pobres como ricos, seguimos abordando la epidemia desde una perspectiva de «gestión de crisis» con objetivos a corto plazo y tentativas de soluciones instantáneas. Tratamos de hacer frente a la epidemia como si fuese una emergencia pasajera.

No obstante, el SIDA no es solamente una emergencia. Es un problema de gran magnitud y de largo plazo: uno de los problemas cruciales de nuestro siglo. Por consiguiente, tan sólo puede vencerse por medio de una atención sostenida y de la firme determinación del tipo "todo lo que haga falta" con que los Estados Miembros abordan la prevención de las quiebras financieras mundiales o las guerras.

Esta determinación debe ser política: hasta que no sea vencido, el SIDA tiene que mantenerse como una prioridad política mundial permanente, impulsada desde el nivel más alto en todos los países.

Esta determinación debe ser financiera: tiene que asegurar más de US$ 20 mil millones todos lo años desde 2008 para avanzar hacia el acceso universal y superar la insuficiente capacidad de los sectores sanitario y social.

Esta determinación debe ser tecnológica: tiene que acelerar la innovación en el desarrollo de microbicidas, medicamentos de nueva generación y vacunas, asegurando al mismo tiempo el acceso universal a estos productos básicos que salvan vidas.

Esta determinación debe ser también un compromiso con una asociación verdadera, de modo que los gobiernos, las personas que viven con el VIH, los grupos más vulnerables, la sociedad civil, las instituciones relgiosas y el mundo empresarial trabajen codo con codo para salvar vidas.

Y esta determinación debe abordar los factores impulsores primordiales de la epidemia, particularmente la desigualdad entre los sexos y la baja condición social de la mujer, la homofobia, y el estigma y discriminación relacionados con el SIDA.

Excelencias:
Debemos comprometernos con un enfoque estratégico que reconozca el SIDA como una prioridad fundamental de largo plazo y a la vez como una emergencia que requiere una respuesta inmediata.

En otras palabras, necesitamos correr un maratón a velocidad de sprint.

Dicho de otra manera, necesitamos intentar facilitar el acceso universal en seguida, dentro de cinco años, dentro de 10 años y dentro de 25 años.

Esto es un reto excepcional, pero el mundo puede afrontarlo si pone el empeño y la determinación con que, por ejemplo, protege el comercio y las finanzas internacionales o mantiene la paz y la seguridad.

Excelencias,
Hagamos de esta reunión el punto de referencia a partir del cual los Estados Miembros pongan la determinación excepcional que se necesita para detener la epidemia.

El mundo confía en su liderazgo, ahora y en el futuro, para poner fin a esta devastación.

Muchas gracias.




 
 

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