COMISION ECONOMICA PARA AMERICA LATINA Y EL CARIBE (CEPAL)

Intervención

Del 
Dr. José Antonio Ocampo
SECRETARIO EJECUTIVO

 CONFERENCIA INTERNACIONAL SOBRE LA FINANCIACION PARA EL DESARROLLO

Monterrey, México 
18 de marzo de 2002

Más allá de la volatilidad de los capitales de corto plazo, la sucesión de períodos de abundancia con fases de escasez de financiamiento externo privado hacia el mundo en desarrollo ha sido una de las características más preocupantes del sistema económico internacional en los tres últimos decenios. Esto se ha traducido en ciclos económicos marcados, porque la alta movilidad de capitales ha erosionado al mismo tiempo los márgenes de acción con que cuentan los países en desarrollo para adoptar políticas macroeconómicas anticíclicas. Los costos económicos y sociales de estos ciclos son muy elevados. Así, como resultado de la fase reciente de escasez de financiamiento externo, que se inició con la crisis asiática, el crecimiento económico de América Latina y el Caribe alcanzó entre 1998 y 2002 un magro 1.5%. Asimismo, la tendencia a la reducción de la pobreza se detuvo y en no pocos países ha mostrado una marcada tendencia al alza.

Ante esta circunstancia, la cooperación internacional debe adoptar una visión integral, que incluya políticas macroeconómicas más preventivas durante los períodos de abundancia, más información y mejor regulación de los mercados financieros, una adecuada disponibilidad de financiamiento excepcional del Fondo Monetario Internacional durante las crisis, una clara delimitación del alcance de la condicionalidad con la cual este organismo facilita los recursos, y mecanismos multilaterales para hacer frente a los problemas de sobreendeudamiento. Los objetivos esenciales de este ordenamiento deben ser reducir la volatilidad de los capitales en su fuente y crear márgenes para la adopción de políticas macroeconómicas anticíclicas en los países en desarrollo, es decir incentivos para adoptar políticas de austeridad durante los auges y facilitar los procesos de reactivación económica durante las crisis.

Este enfoque implica que la cooperación internacional debe orientarse claramente a mitigar la severidad de los ciclos económicos que enfrenta el mundo en desarrollo. Su carácter integral implica, además, que sus distintos elementos deben verse como complementos y no como alternativas. Así, la creación de esquemas multilaterales para hacer frente a problemas de sobreendeudamiento, es decir de solvencia, no puede considerarse un sustituto del financiamiento de emergencia del Fondo Monetario Internacional, cuyo objetivo es hacer frente a los problemas de liquidez. Una visión alternativa podría traducirse en una elevación de los márgenes de riesgo país, por lo cual no pocos países en desarrollo miran con cautela las propuestas de creación de mecanismos para encarar multilateralmente las crisis de endeudamiento externo.

Los agudos ciclos de financiamiento externo privado resaltan también el papel esencial que continúan desempeñando los bancos multilaterales de desarrollo. Estos bancos cumplen un papel esencial en la lucha contra la pobreza a nivel mundial y en el financiamiento externo a países que no tienen acceso a los mercados privados de capitales, especialmente los más pobres y pequeños. Sin embargo, también desempeñan un papel esencial de provisión de financiamiento externo a países de ingreso medio durante los periodos de sequía de capitales. Los bancos de desarrollo cumplen, además, tareas esenciales en otros frentes, como catalizadores de recursos privados, como mecanismos de asistencia técnica, como foros para el diálogo sobre políticas y como proveedores de bienes públicos globales, en estrecha cooperación con los organismos de las Naciones Unidas.

Quisiera destacar, por último, la necesidad de visualizar la cooperación financiera internacional como la conjunción de redes de instituciones, y no sólo de algunos organismos de carácter mundial. Esto implica que existe un amplio campo de acción para los países en desarrollo en la creación de bancos de desarrollo subregionales, fondos de reserva o acuerdos de apoyo mutuo de sus bancos centrales, y el establecimiento de esquemas de cooperación macroeconómica y regulatoria. El papel esencial de estos organismos regionales y subregionales debe ser reconocido en forma explícita por la comunidad internacional. El Fondo Monetario Internacional del futuro deberá ser visualizado como una red de fondos regionales de reserva más que como una única institución mundial, y una de las funciones esenciales del Banco Mundial y de los bancos regionales de desarrollo debe ser apoyar la creación y consolidación de bancos subregionales de desarrollo.
 



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