FRANCIA

Discurso

Del

Excelentisimo Señor Jaques Chirac
Presidente de la Republica Francesa

Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo

Monterrey, México
22 marzo del 2002




Excelentísimo señor Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Excelentísimos señoras y señores Jefes de Estado y de Gobierno, 
Excelentísimo señor Secretario General de las Naciones Unidas, Distinguidos señoras y señores, Estimados Amigos:

Aún ayer, el orden mundial se encontraba paralizado debido al enfrentamiento entre los bloques que constituía una amenaza para la paz y la libertad.

Gracias a que hoy esta fractura ha logrado suprimirse, el mundo puede emprender al fin la realización de un destino común.

La mundialización nos proporciona un dinamismo económico carente de precedentes en la historia, una libertad de intercambios sumamente prometedora y la aceleración del progreso de los conocimientos y de las tecnologías.

Y sin embargo, más de dos mil millones de hombres viven en situaciones de pobreza extrema. Por falta de tratamientos, aún se muere de cólera, tuberculosis y paludismo. El Sida devasta poblaciones enteras y constituye una terrible tragedia humana y un freno para el desarrollo.

Y sin embargo, el mundo se ve confrontado al terrorismo fanático, al poder tentacular del crimen organizado y de los traficantes de droga. Tampoco se encuentra al amparo de tempestades financieras y las naciones, que temen ver su identidad sometida a las duras pruebas de una mundialización descontrolada, tienden a veces a refugiarse en la nostalgia de épocas hoy caducas.

La mundialización de la economía, oleada profunda e ineludible, exige la mundialización de la solidaridad. El desafío de Monterrey radica no únicamente en el financiamiento del desarrollo, sino en la unión de los Estados en torno a esta cuestión lancinante de nuestra época. ¿Cómo terminar con una situación moralmente inaceptable, políticamente peligrosa y económicamente absurda, aquella de un mundo en el cual la creciente acumulación de riquezas no es suficiente para permitir a los más pobres liberarse de la pobreza?

Quisiera que en Monterrey soplara un aire nuevo, un viento de generosidad y de esperanza. Desde mi punto de vista, el texto adoptado por la Conferencia no puede constituir sino una primera etapa, una toma de conciencia con respecto a la magnitud del problema. Nuestra ambición habrá de ir más lejos. De hecho, ya existe la decisión europea de reanudar a ritmo regular el incremento de su ayuda para el desarrollo con miras al logro del objetivo del 0,7%. Existe asimismo la reactivación de la ayuda americana anunciada por el Presidente BUSH. Existe igualmente el compromiso de los países en desarrollo de fomentar el crecimiento económico por medio del buen gobierno y el recurso a la iniciativa privada. También existe el establecimiento de una alianza mundial con miras a un desarrollo solidario en que cada cual realiza su parte de esfuerzo.

África mostró el camino al adoptar la Nueva Alianza para el Desarrollo de África.

Será necesario que vayamos aún más lejos.

Para realizar los objetivos de la Cumbre del Milenio, el Banco Mundial estima que es necesario duplicar las sumas dedicadas a la lucha contra la pobreza. El Banco evalúa las necesidades en 100 000 millones de dólares cada año. Indudablemente, se trata de una suma importante mas es necesario situarla con respecto al considerable volumen de los intercambios internacionales. Se trata de una suma modesta con respecto a las ventajas humanas, políticas y económicas que nuestro mundo obtendría al erradicar la miseria.

Trabajemos en todas las pistas que permitan el logro de dicho objetivo. En efecto, éstas existen y ello implica comenzar por una ayuda pública incrementada. Sin embargo, ésta no será suficiente y será necesario prolongarla. Mediante una asignación suplementaria de derechos especiales de giro. Mediante una aplicación más generosa de las decisiones de condonación de la deuda de los países más pobres y un tratamiento más ambicioso con respecto al exceso de endeudamiento de los países con ingresos intermedios. Y, en efecto, dadas las riquezas que genera, es natural que se contemple financiar la humanización y el control de la mundialización. Por lo tanto, habremos de profundizar la reflexión sobre las posibilidades de imposición internacional.

Sin embargo, el desafío que implica esta nueva alianza es aún mayor.

Queremos legar a nuestros hijos un planeta limpio. Desde ahora, la extracción de los recursos naturales que se efectúa excede sus capacidades de reconstitución. Sería irresponsable continuar con esta marcha sin rumbo. Las emisiones contaminantes han iniciado un proceso de calentamiento climático que representa una amenaza para nuestras condiciones de vida y la de nuestros hijos. El Protocolo de Kyoto constituye la única vía merecedora de crédito para lograr su reducción y hago un llamado a todos los países para que lo ratifiquen. Su modalidad de acción prefigura el nuevo reparto de los recursos y de las responsabilidades sobre las cuales habrán de entenderse las Naciones.

Porque vamos a necesitar prolongar Monterrey mediante una alianza para el desarrollo sostenible. La revolución ecológica es de una amplitud comparable a la revolución industrial. He aquí el reto que habremos de aceptar juntos en Johanesburgo, por medio de la invención de nuevos modos de producción y de consumo, mediante la creación de una Organización Mundial del Medioambiente.

Señoras y Señores Jefes de Estado y de Gobierno, Señoras y Señores:

Hace seis meses, un crimen odioso desfiguró Nueva York. Estados Unidos, con el apoyo de la comunidad internacional, supo castigar a los terroristas que lo amenazaban y el mundo formó una coalición contra el terrorismo, con la firme resolución de actuar con firmeza y dentro del respeto del derecho.

Aquello que es posible contra el terrorismo debe ser posible contra la pobreza, por una mundialización humanizada y controlada. Formemos una coalición para construir juntos una civilización universal en la cual todos encuentren su sitio, donde todos sean respetados y donde todos tengan su oportunidad.

Francia sigue acariciando el mismo sueño: lograr hacer vivir a escala mundial el ambicioso lema que eligió para sí: libertad, igualdad y fraternidad.
Inspirándose en este ideal y en los compromisos de la Cumbre del Milenio, Francia propone que, en el transcurso de la próxima década, realicemos juntos cinco proyectos. Cinco testimonios de nuestra voluntad de poner la mundialización al servicio del hombre:

La asignación del 0,7% de la riqueza de los países industrializados para el desarrollo de los países pobres.

Un acuerdo sobre nuevos recursos, para su desarrollo.

La creación de un Consejo de Seguridad Económica y Social a fin de que todos aseguremos conjuntamente la gestión duradera de los bienes públicos mundiales.

La realización de los objetivos de Kyoto y la instauración de una Organización Mundial del Medioambiente.

La conclusión de un Convenio sobre la diversidad cultural que exprese nuestra confianza en la capacidad del hombre para vivir la unidad del mundo en su diversidad.

Es nuestro deber ante las futuras generaciones.

Muchas gracias.



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