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Día Internacional de la Paz, 21 de septiembre de 2010

Historias de Paz

Oriente Medio

Investigadores jóvenes: Nuestro año, nuestra voz


Como parte de un programa patrocinado por UNICEF y Al Nayzak para educación extracurricular, 350 investigadores adolescentes fueron seleccionados para llevar a cabo proyectos de investigación en Jerusalén Oriental.

Un grupo de estudiantes examinó el agua del grifo y el agua del manantial de Silwan para detectar la presencia de bacterias y otras impurezas y con los resultados produjeron una película para llamar a la conciencia pública. Raed Abu Sirreyeh, de 16, años investigó sobre el matrimonio precoz y después de tabular 200 cuestionarios de adolescentes en Jerusalén Oriental, determinó que la pobreza, la educación limitada y los padres de matrimonios precoces tenían en común el matrimonio antes de los 18 años.

La iniciativa de apoyo de UNICEF a los investigadores jóvenes, financiada por el gobierno de Noruega, brinda a los adolescentes la oportunidad de escoger los temas de investigación que son parte de sus propias preocupaciones, diseñar cuestionarios, llevar a cabo la investigación e iniciar acciones.

La iniciativa busca fomentar la participación de los adolescentes para mejorar el manejo del conocimiento, a fin de iniciar un cambio en los problemas que provocan un impacto en sus vidas. Esta iniciativa se implementa en siete distritos a lo largo de los territorios palestinos ocupados.

Para obtener más información y ver un reportaje fotográfico, visite: http://www.unicef.org/oPt/6230.html Disponible en inglés

A través de los juegos, UNICEF ayuda a restablecer un aire de normalidad para los niños de Gaza


Niños inflando globos

Gaza, agosto de 2010. Aunque los 23 días de ofensiva de Israel en Gaza ocurrieron hace más de 18 meses atrás, el temor aún hace eco en las voces de los niños de Ezbet Abed Rabbo, una pequeña comunidad al norte de Gaza, cerca de la frontera con Israel. Rawan Saleh, una niña de nueve años se calma y su voz tiembla. «Nos sacaron a empujones de nuestras casas», recuerda. «Llevábamos cinco días en la casa cuando anunciaron con altavoces que debíamos irnos. Y se llevaron a mi padre».

«Esta área estaba llena de construcciones, pero ahora es un terreno baldío, es natural que tengan miedo», dice el jefe del equipo psicosocial Shaima Talib. «Al mencionar cualquier cosa sobre la guerra los niños cambian, comienzan a recordar el tiroteo, el bombardeo, la muerte. Por esta razón, tratamos de hacerlos volver a una vida de juegos y actividades normales». El equipo de Talib es uno de los 16 equipos de apoyo psicosocial que operan en Gaza y la Ribera Occidental con apoyo del UNICEF, y de fondos de la Comisión Europea y de la Agencia Canadiense de Desarrollo Internacional.

Los servicios están implementados por el Centro Palestino para la Democracia y la Resolución de Conflictos (PCDCR, pos sus siglas en inglés). El equipo está compuesto por casi 25 psicólogos de comunidades, educadores y asesores legales que fueron capacitados para brindar apoyo psicosocial a los niños y cuidadores. El programa también permite a los trabajadores en terreno detectar los casos graves de trauma y derivar estos niños a profesionales que puedan prestar un cuidado y servicios más especializados. En 2009 el programa entregó apoyo directo a más de 37.000 niños y 14.000 cuidadores y capacitó a más de 800 profesionales de apoyo psicosocial.

En una reciente mañana de jueves, 14 niños, siete niñas y siete varones, jugaron básquetbol, balonmano y otros juegos. Las actividades tuvieron lugar en un espacio abierto proporcionado por un residente de Ezbet Abed Rabbo cuya casa fue destruida durante la operación militar ‘Plomo Fundido’. Él ha logrado reconstruir algunas habitaciones a partir de los escombros y desechos de metal, pero el resto del área está reservada para los niños del vecindario. Tal participación de la comunidad está integrada al proyecto, en curso desde el año pasado, como una forma de generar fortaleza a nivel comunitario.

«Los niños poseen una resistencia notable y una enorme sed de jugar y aprender», dice el Especialista en protección infantil de UNICEF, Mioh Nemoto. «Tratar de incorporar nuevamente aires de niñez a sus vidas se ha convertido en algo especialmente importante, después de la operación ‘Plomo Derretido’».

«Jugar nos ayuda», dice Hamada Muheisen de 10 años. Sus recuerdos de la guerra son igualmente crudos. «Nos sentábamos juntos y nos abrazábamos», recuerda con seriedad. «Sentía miedo de la guerra, del tiroteo», explica. «Quería estar al lado de mi madre. Mi hermano y mi hermana tenían mucho miedo y mi hermana ni siquiera iba al baño sola». Rawan, de 9 años, recuerda haber permanecido durante días dentro de su casa bajo fuego, sin alimentos ni agua. Un tío que se atrevió a salir con el tiroteo para traer leche para sus bebés fue asesinado a tiros, comenta.

Aproximadamente 1.400 palestinos murieron en la operación, incluidos 350 niños. Cuatro civiles israelíes y 10 soldados murieron en combate o a causa de cohetes y fuego de mortero. Los efectos de la guerra se han extendido, indican los trabajadores que brindan asistencia, debido al bloqueo israelí de Gaza, que ha evitado la importación de muchos bienes de consumo básico y materia prima necesaria para la reconstrucción de hogares e infraestructura vital. A pesar de la reciente reducción de restricciones para el ingreso de bienes a Gaza, muy pocas casas se han reconstruido, ya que allí escasea el cemento y el acero necesario para reconstruir a mayor escala.

De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, sólo el 25 por ciento de lo dañado durante la operación ‘Plomo Derretido’ fue reparado al año siguiente, gran parte de esto mediante el reciclaje local de escombros y desechos. Atrapadas en el medio, las necesidades de los niños de Ezbet Abed Rabbo son complejas y muy básicas al mismo tiempo. «Cuando jugamos podemos olvidar los días de guerra», dice Rawan. «Cuando vamos al campamento, podemos olvidar».

Para obtener más información, visite: http://www.unicef.org/oPt/media_6237.html Disponible en inglés

Green Action / Peace Oil – Comercio justo israelí-palestino

Agricultores palestinos

Green Action es una organización no gubernamental israelí que aboga por el activismo medioambiental y el cambio social, y ha traído el Comercio Justo y el aceite de oliva orgánico palestino al mercado israelí.

El aceite de oliva también se vende a granel en todo el mundo, incluyendo Australia y los EE.UU. En América, Olive Branch Enterprises de Seattle, Washington, compra Green Action a granel y lo embotella con la etiqueta Peace Oil.

Green Action trabaja con granjeros palestinos en la región Salfit de Cisjordania. Ayudan a los granjeros a organizarse en cooperativas, a mejorar la calidad del aceite de oliva hasta los estándares de exportación, obtener la certificación orgánica y de comercio justo y a recoger las aceitunas. Green Action compra el aceite de oliva para distribuirlo en Israel y en el mundo entero.

Gracias al proyecto, los granjeros palestinos han podido comercializar su aceite de oliva extra virgen de Comercio Justo para que esté disponible en las estanterías israelíes. Avi Levi, el abogado de comercio justo para Green Action, es uno de los pocos israelíes (aparte de los colonos y soldados) que viajan regularmente por Cisjordania. Los productos están empaquetados con la etiqueta SAHA. SAHA es el acrónimo hebreo para comercio justo y la palabra árabe para «salud» o «bienestar». El proyecto SAHA de Green Action reúne asuntos que son solamente ambientales y políticos promoviendo el comercio de la comunidad entre palestinos, árabes israelíes y judíos israelíes.

En Israel y Palestina, el comercio justo es una parte única del movimiento para la paz que es una oportunidad para tener una interacción positiva y una expresión de solidaridad a través del comercio. La compra de los productos SAHA apoya directamente a las personas que están más afectadas por la ocupación y el conflicto actual, los granjeros y productores pequeños de las comunidades marginadas de ambos lados.

Para obtener más información, consultar http://www.fairtrade.org.il Disponible en inglés o http://www.peaceoil.net/index.htm Disponible en inglés

Dejemos que los niños vivan su niñez

Artículo de opinión de Chris Gunness
Portavoz del Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente

Niños lanzando pelotas de baloncesto

Foto ONU/Shareef Sarhan

Esta semana, miles de niños en Gaza entraron fácilmente en el Guinness Book of Records (Libro Guinness de Récords), por tercera vez. Cerca de siete mil niños elevaron cometas en forma simultánea en una playa en el norte de Gaza, más del doble del registro anterior que impusieron ellos mismos hace un año. Y como si esto fuera poco, sólo una semana antes, más de 7.203 niños se dirigieron hasta el aeropuerto destruido de Gaza y con los rebotes entraron al Guinness Book of World Records (Libro Guinness de Récords Mundiales), al dominar simultáneamente balones de baloncesto durante cinco minutos. Dos récord mundiales en sólo una semana, tres en un año es seguramente otro record mundial por sí mismo.

Estos dos eventos suscitaron imágenes simbólicas que engalanaron la blogósfera y los medios de difusión, antiguos y nuevos, en Gaza, Israel y más allá. Tras ellos yace un hermoso e ineludible simbolismo. Observamos a miles de niños que se reunieron de manera cooperativa y creativa con una sola ambición en sus mentes, riendo mientras trabajaban en absoluta concentración, en un acto de celebración y logro para convertirse en el número uno del mundo. Aquí estaba la próxima generación de Gaza demostrando al mundo exterior que si se les da la oportunidad, pueden demostrar su verdadero potencial, tal como los niños de cualquier otra parte del mundo. Este simbolismo seguramente no se perderá entre los millones de personas alrededor del mundo, que con tristeza se han acostumbrado a la imagen de pobreza y desesperanza que normalmente proviene de la Franja de Gaza.

Los ganadores del récord mundial formaron parte de los Juegos de Verano de Gaza realizados por el Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente. Durante más de seis semanas, en cerca de ciento cincuenta lugares a lo largo de Gaza, casi un cuarto de millón de niños participó en actividades deportivas recreativas y culturales. Ésta es la cuarta temporada de Juegos de Verano organizada por el Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente (UNRWA, por sus siglas en ingles) y, en su cuarto año consecutivo, miles de maestros de UNRWA han dispuesto sus vacaciones de verano para que los niños de Gaza tengan sólo diversión, tal como los niños de cualquier otra parte del mundo, para que perciban un aire de normalidad a pesar de la anormalidad que enfrentan a diario después de la guerra de hace un año atrás y el amargo legado que ella deja tras de sí.

El mensaje que se quería transmitir estaba claro para que todos lo vieran. UNRWA entrega a los niños de Gaza una oportunidad de alcanzar todo su potencial humano y cuando se les permite hacerlo, sus energías se pueden encauzar para obtener logros de nivel mundial. A pesar de que Gaza acapara a menudo los titulares, con frecuencia pasa al olvido que cada día en cientos de escuelas en los países y territorios árabes que rodean a Israel, UNRWA ayuda a cerca de medio millón de niños a alcanzar todo su potencial. Con más de veinte mil maestros trabajando en cerca de setecientas escuelas, empoderando a las próximas generaciones en el Oriente Medio, la educación sigue siendo la prioridad clave para UNRWA, a la cual la Agencia destina más de la mitad de sus recursos financieros.

Pero UNRWA lo hace en contra de las desigualdades que son financieras y logísticas. La Agencia tiene un déficit en su presupuesto para este año en particular de cerca de cien millones de dólares estadounidenses. Lo servicios en la región están bajo amenaza, con todas las implicancias de preocupación por la estabilidad en el Oriente Medio. En Gaza, las restricciones sobre los bienes para ayuda humanitaria significan que no hemos podido construir nuevas escuelas y ni hablar de reparar las antiguas, durante años. Más del noventa por ciento de nuestras escuelas tienen «doble turno», que significa que aunque haya un solo edificio físico, la escuela realmente atiende a dos grupos totalmente distintos de alumnos y personal. Nuestras salas en Gaza dan cabida hasta a 45 niños por clase.

Al no poder construir escuelas para una población creciente, hemos debido rechazar a miles de niños de cinco y seis años cuyos padres quieren que reciban una educación de UNRWA. Actualmente, 39.000 niños no tienen acceso a la educación de las Naciones Unidas en Gaza y en su lugar están siendo absorbidos por el sistema educacional de las autoridades locales. Parece que decididamente las restricciones tendrán profundas consecuencias para las próximas generaciones justo en la puerta de Israel. Y con docenas de escuelas que se requiere construir y muchas más que se deben reparar, la perspectiva para el cambio luce desalentadora.

Pero no todo está perdido. UNRWA está firmemente comprometida con sus metas de desarrollo humano y a ayudar a cientos de miles de niños, en una de las regiones más inestables del mundo, a lograr todo su potencial y entregarles un sentido de amor propio, independencia y fe en un futuro pacífico y digno. Sin embargo, UNRWA no opera aislada del resto del mundo en Gaza. Estamos educando niños que finalmente entrarán a un mercado laboral en el que existe más de un cuarenta por ciento de desempleo. Más de tres mil empresas han quebrado en los últimos tres años solamente, años durante los cuales se pudo presenciar cómo quedaba diezmada la que una vez fuera una floreciente economía exportadora. Una población culta y sin empleo en Gaza no despierta el interés de ninguna persona. La economía debe ser reactivada. Es necesario que se permitan las exportaciones fuera de Gaza si se pretende brindar a las próximas generaciones el derecho total al empleo, que permita su independencia como comunidades y que finalmente lleve a la creación de una sociedad próspera y estable.

Ha llegado el momento de aplicar una visión de futuro. El mundo necesita recurrir a las imágenes simbólicas de los Juegos de Verano de UNRWA como indicadores de dónde podría estar el futuro para la próxima generación en Gaza y más allá.

Para obtener más información, visite: http://www.unrwa.org/etemplate.php?id=766 Disponible en inglés

 

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