Hacia una sociedad para todos:
Estrategia a largo plazo para promover
la aplicación del Programa de Acción
Mundial para los impedid hasta el
Año 2000 y Años Posteriores*
ÍNDICE
La Estrategia a Largo Plazo para promover la aplicación del Programa de Acción
Mundial para los Impedidos (la Estrategia a Largo Plazo) fue elaborada al final del
Decenio de las Naciones Unidas para los Impedidos (1983-1992) tras celebrar amplias
consultas, de conformidad con las resoluciones 45/91, 46/96 y 48/99 de la Asamblea General
y la resolución 1993/20) del Consejo Económico y Social.
La Estrategia a Largo Plazo proporciona un marco de referencia para la acción
colaborativa en la aplicación del Programa de Acción Mundial para los Impedidos (el
"Programa Mundial") (A/37/351/Add.1 y Add.1/Corr.1, anexo, secc. VIII,
recomendación 1 (IV)), y las Normas Uniformes sobre la igualdad de oportunidades para las
personas con discapacidad (las Normas Uniformes) (resolución 48/96, anexo). Contiene las
medidas nacionales, regionales y mundiales que, en el transcurso del Decenio, han
demostrado tener éxito y ser sostenibles. Considera los planes nacionales de mediano
plazo como una vanguardia para la estrategia. Se sugieren los elementos componentes de un
plan nacional, aunque se espera que estos se adapten a las necesidades, recursos y
aspiraciones nacionales. La visión rectora de la estrategia es el concepto de una
sociedad para todos. Su base continúa dada por los tres temas del Programa Mundial: la
prevención de la discapacidad, la rehabilitación y la igualdad de oportunidades para las
personas discapacitadas.
Durante el Decenio de las Naciones Unidas para los Impedidos (1983-1992) se logró el
consenso acerca de la necesidad de eliminar las barreras sociales y los obstáculos
físicos que limitan la participación de ciertas personas en la sociedad. Se hizo
evidente que la sociedad crea obstáculos cuando no se ajusta a la diversidad de todos sus
miembros.
Las personas con discapacidad a menudo enfrentan barreras debidas a la actitud y al
entorno que evitan su participación plena, en pie de igualdad y activa en la sociedad.
Estas barreras son particularmente nocivas para el bienestar de las personas con
discapacidad intelectual, mental o múltiple. Se suman a las desventajas que experimentan
normalmente las personas discapacitadas que pertenecen a determinados grupos de población
o social, como las mujeres, los niños, los ancianos y los refugiados.
En los países en desarrollo, en que vive el 80% de la población discapacitada, la
falta en general de las necesidades básicas de la vida tales como servicios médicos, de
enseñanza, capacitación, empleo y vivienda, es experimentada en forma aguda por las
personas discapacitadas.
Ha habido importantes logros durante el Decenio. Entre ellos se cuenta un nuevo nivel
de liderazgo de las organizaciones para las personas impedidas; una creciente disposición
de la sociedad civil a ajustarse a la diversidad de sus miembros, incluso de aquellos con
alguna discapacidad; un mayor reconocimiento en la comunidad internacional de la necesidad
de brindar igualdad de oportunidades a las personas discapacitadas, y un acuerdo general
acerca de la eficacia de la rehabilitación con sede en la comunidad de las personas
discapacitadas y de que sus familias participen activamente en el diseño, la aplicación
y la evaluación de los programas.
Éste y otros logros, así como las medidas operacionales que han tenido éxito durante
el decenio pasado, proporcionan el punto de partida para una Estrategia a Largo Plazo. No
obstante, esta estrategia no se basta por sí misma. Se la debe contemplar como una parte
integrante de los objetivos y programas de una sociedad de mayor alcance, en que se
incluyen las esferas del desarrollo sostenible, la cooperación técnica, la mitigación
del hambre y la malnutrición, la protección del medio ambiente, el fomento de la paz, de
los derechos humanos, el empleo, el alojamiento y la alfabetización funcional. En este
marco amplio es necesario articular y, por último, resolver continuamente los desafíos
que enfrentan las personas discapacitadas.
HACIA UNA SOCIEDAD PARA TODOS
En una sociedad para todos, las necesidades de cada uno de los ciudadanos constituyen
la base para la planificación y las políticas. El sistema general de la sociedad es
accesible para todos. Al acomodar su funcionamiento a las necesidades de cada integrante,
una sociedad moviliza el potencial de todos sus ciudadanos y, por consiguiente, fortalece
su capacidad de desarrollo.
Las personas con discapacidad son una parte natural integrante de la sociedad, y en el
interés de la sociedad en su conjunto deberán tener oportunidades para contribuir con su
experiencia, su talento y capacidad al desarrollo nacional e internacional.
Puede considerarse que el concepto de una sociedad para todos, que abarca la diversidad
humana y el desarrollo de todo potencial humano consagra en una frase única los
instrumentos de derechos humanos de las Naciones Unidas. La definición y la
transformación de los derechos humanos de las personas discapacitadas en medidas y
programas concretos continúa siendo un desafío de importancia primordial. Las Normas
Uniformes, que fueron adoptadas recientemente, pueden servir para guiar la política
pública con una orientación tendiente a asegurar los derechos humanos de las personas
discapacitadas.
Las Normas Uniformes están centradas en la igualdad de oportunidades para las personas
impedidas, uno de los tres principales temas del Programa de Acción Mundial para los
Impedidos. Las Normas 5 a 12 se ocupan directamente de ocho esferas de participación
igual (cada esfera contiene cierto número de objetivos concretos): posibilidades de
acceso, educación, empleo, mantenimiento de los ingresos y seguridad social, vida en
familia e integridad personal, cultura, actividades recreativas y deportes y religión.
El concepto y los alcances de la rehabilitación, otro de los principales temas del
Programa Mundial, han evolucionado durante el Decenio haciendo mayor énfasis actualmente
en que las personas impedidas y sus familias participen en el diseño, la organización y
la evaluación de los servicios de rehabilitación de su interés, particularmente en la
rehabilitación con sede en la comunidad. La rehabilitación comprende el asesoramiento,
la capacitación en la atención propia, el suministro de dispositivos y aparatos, la
educación especializada, la rehabilitación profesional y demás.
El tercer tema principal del Programa Mundial, la prevención de la discapacitación,
se prefiere a estrategias generales, tales como las necesarias para poner fin a la guerra,
las hambrunas y la malnutrición, y programas sumamente concretos, tales como los
necesarios para combatir ciertas enfermedades o garantizar la seguridad en las carreteras
y los lugares de empleo.
Los tres temas del Programa Mundial, la igualdad de oportunidades, la rehabilitación y
la prevención constituyen el fundamento intelectual de la estrategia. Durante el Decenio
se hizo particular hincapié en los esfuerzos por brindar igualdad de oportunidades, lo
cual deberá proseguir en los años venideros, particularmente en las siguientes tres
esferas: los derechos humanos de las personas impedidas; la plena participación de las
personas impedidas en la sociedad y la vinculación de los impedidos y de sus
organizaciones, como auténticos participantes, en la elaboración de los programas, las
políticas y los proyectos de su interés.
Dado que no todos los cambios necesarios se podrán cumplir de inmediato o en forma
simultánea, se propone la aplicación de un criterio gradual, guiado por una visión a
largo plazo de una sociedad para todos.
El elemento central de la Estrategia a Largo Plazo consiste en una serie de planes
nacionales, con el apoyo de actividades regionales y mundiales.
Tras un período inicial, 1995-1996, se propone la realización de un plan nacional de
mediano plazo desde 1997 hasta el año 2002, que coincidirá con el examen quinquenal del
programa mundial. A éste seguirá un segundo plan para los años 2002 a 2007.
Se necesitará realizar un esfuerzo importante durante el período inicial 1995-1996.
Las actividades propuestas para el comienzo comprenden: el establecimiento de un grupo de
trabajo, la convocatoria de un foro, la organización de un examen nacional, la
publicación de una declaración de políticas a largo plazo, y la adopción de los
objetivos a mediano plazo. La índole y los alcances de cada uno de estos pasos estarán
definidos por los recursos humanos y materiales existentes, incluso con referencia a las
innovaciones, la capacidad y la vinculación de las instituciones de la sociedad civil.
Tras el período inicial, se propone realizar un plan de cinco años de duración entre
1997 y el año 2002, tendiente a llegar a objetivos seleccionados en ese período. Las
medidas operacionales que han demostrado su eficacia durante el Decenio podrán ayudar a
asegurar el logro de los objetivos. Estas medidas se examinan a continuación y comprenden
la integración de las cuestiones de la discapacitación en las políticas nacionales, la
fijación de normas, la movilización de los recursos, la descentralización del
cumplimiento de los programas, el establecimiento de relaciones de participación, el
fortalecimiento de las organizaciones de impedidos, el fortalecimiento de los comité
nacionales de coordinación y la vigilancia del progreso alcanzado.
El éxito de los planes provisionales y la estrategia general dependerán de la
dedicación de los gobiernos, el liderazgo de las organizaciones de impedidos, la
vinculación de la sociedad civil y, en la medida de lo posible, la presencia de
estructuras permanentes de ejecución y vigilancia. La fijación de objetivos bien
definidos y viables ayudará a que todos los participantes colaboren hacia el logro de los
mismos objetivos. El mantenimiento de planes simples, flexibles y la participación desde
el comienzo asegurarán su eficacia.
Actividades para el período inicial 1995-1996
Se propone realizar las siguientes actividades para el período inicial 1995-1996:
- La creación de un grupo de trabajo. Entre los miembros del grupo de trabajo se
contarán representantes del gobierno, de organizaciones de impedidos, de especialistas de
rehabilitación y prevención, e importantes sectores de la sociedad civil. Su tarea
principal consistirá en preparar un foro nacional de amplia base;
- Convocatoria de un foro. Se convocará a un foro nacional de amplia base para obtener
insumos y la dedicación a largo plazo a una estrategia nacional en materia de
discapacitación. El foro podrá examinar la situación nacional de los impedidos,
formular una declaración de políticas a largo plazo y convenir los objetivos a mediano
plazo. Entre los participantes podrán contarse representantes de varios ministerios
seleccionados, el comité nacional de coordinación, las organizaciones de personas
impedidas, profesionales, grupos de ciudadanos, comunidades y familias. También podrán
participar legisladores, empresarios, donantes y representantes de organismos y órganos
de las Naciones Unidas;
- Examen de la situación. Se deberá realizar un examen de las políticas y los programas
en curso o actualizarlos como una base para determinar las necesidades y los recursos de
carácter prioritario. Se deberán ajustar las necesidades y los recursos con los
términos de operación con la fijación de una serie de objetivos de mediano plazo;
- Formulación o actualización de una declaración de políticas a largo plazo. La
declaración de políticas formará el marco conceptual para una Estrategia a Largo Plazo
que declarará los objetivos a largo plazo y los principios esenciales;
- Fijación de objetivos de mediano plazo. Los objetivos son necesarios para el mediano
plazo ya que no todas las necesidades pueden satisfacerse al mismo tiempo. Al fijar los
objetivos será útil tener en cuenta los siguientes temas:
- Los objetivos deberán abarcar las importantes cuestiones que plantea el Programa
Mundial: los derechos humanos, la igualdad, la rehabilitación y la prevención. El
Programa Mundial y otros instrumentos de las Naciones Unidas proporcionan una guía para
fijar los objetivos de la rehabilitación y prevención. Las normas generales brindan
objetivos en la esfera de la igualdad de oportunidades. Las convenciones, directrices y
programas, tanto nacionales como internacionales, son otras fuentes para los objetivos;
- Dentro de estas esferas generales, algunos objetivos podrán estar directamente
orientados hacia la mejora de las condiciones de vida de las personas discapacitadas (por
ejemplo, la eliminación real de obstáculos físicos) mientras que otros podrán ocuparse
de la infraestructura o medidas capacitantes (tales como las leyes tendientes hacia la
gradual eliminación de los obstáculos físicos);
- Los objetivos también podrán ser de índole de promoción, para mejorar tipos de
acción que son difíciles de medir, por ejemplo el cambio de las actitudes del público
general, mientras que otros se prestarán más fácilmente a la medición (un aumento
preciso en el número de personas impedidas que trabajan en los medios de difusión);
- Una vez que se logre el acuerdo sobre lo que se ha de lograr es importante clarificar
quién será el responsable y de qué forma y manera se lo alcanzará;
- Deberán identificarse claramente las variables e indicadores para cada objetivo a fin
de ayudar a la vigilancia y evaluación, según se examina a continuación en la sección
C del capítulo IV;
- Entre los posibles objetivos se contarán los siguientes:
- Instituciones y organizaciones: hasta 1997 se formulará un plan de mediano plazo con
una serie de objetivos para los años 1997-2002;
- Derechos humanos: hasta 1998 se formularán planes para a) la puesta en vigor del
Convenio No. 159 de la Organización Internacional del Trabajo sobre el empleo de personas
impedidas y b) la aplicación de la Convención sobre los Derechos del Niño (resolución
44/25, anexo) en cuanto a los niños impedidos (artículos 23, 27 y 39);.
- Igualdad de oportunidades: hasta 1998 se habrán adoptado en principio las Normas
Uniformes y se seleccionarán ciertas normas para su ejecución antes del año 2002;
- Rehabilitación: hasta 1999 se establecerá la rehabilitación con sede en la comunidad
en x zonas rurales (el número se determinará a nivel nacional);
- Prevención: hasta el año 2002 habrá reducido en un x porcentaje (que determinará a
nivel nacional) las causas de discapacitación, de conformidad con las estrategias del
programa de salud para todos de la Organización Mundial de la Salud y del programa IMPACT
(Iniciativa Internacional contra los Impedimentos Evitables) del Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Medidas a mediano plazo para el período 1997-2002
La experiencia adquirida durante el Decenio nos indica que ciertas medidas, como las
que se examinan brevemente a continuación, son particularmente eficaces.
- Designar un organismo principal. Con esta medida se podría dar relieve al plan y
asegurar una distribución precisa de las responsabilidades entre los numerosos
partícipes posibles. Idealmente, el organismo principal sería un ministerio
gubernamental o un organismo del más alto nivel;
- Fortalecer los comités coordinadores nacionales, medida que resultó muy efectiva en el
Año Internacional de los Impedidos (1981). Los comités coordinadores nacionales deben
poseer una estructura permanente en la que los miembros sean representantes de los
ministerios gubernamentales, las organizaciones de discapacitados y las asociaciones
civiles y de empresarios interesados. Como indica su nombre, la principal función de
estos comités podría ser la de coordinar, sin que esto excluyera la posibilidad de que
también se ocuparan de fijar normas, movilizar recursos, crear relaciones de
colaboración, ejecutar programas y proyectos y facilitar el intercambio de información
en los planos nacional e internacional y entre los gobiernos y las organizaciones no
gubernamentales;
- Fortalecer las organizaciones de discapacitados, sobre todo su base de recursos,
capacidad organizativa y participación en la toma de decisiones. Los gobiernos podrían
considerar la posibilidad de dotar a estas organizaciones de instalaciones, equipos y un
presupuesto de operaciones habida cuenta de que de ellos se espera que asuman la delantera
en los esfuerzos por cambiar la situación de los discapacitados y transformar los valores
sociales, las actitudes y las prácticas para adecuarlos al logro de una sociedad para
todos;
- Establecer relaciones de colaboración, que incluyan a colaboradores no habituales. Hay
sectores que pueden provocar cambios y obtener beneficios bien definidos, como por
ejemplo, los medios de información, que pueden influir en los valores y las actitudes, el
sector empresarial, que puede brindar oportunidades de empleo y los sectores religiosos y
civiles, que pueden propiciar la participación. Las familias y las comunidades pueden
propiciar un entorno positivo y alentador, los trabajadores del sector social y de la
salud pueden crear un ambiente afirmativo, las organizaciones de la esfera de los deportes
y la recreación pueden ampliar el marco de experiencia de todos los interesados, en tanto
que la colaboración Sur-Sur y Norte-Sur o la vinculación estrecha entre organizaciones
podría producir innovaciones eficaces;
- Incorporar la problemática de la discapacidad en las políticas nacionales cuyo ámbito
es la sociedad en general. Esto debería hacerse con naturalidad en la etapa de
planificación de todas las políticas, los programas y los proyectos en todos los
países. Esta incorporación es de particular importancia en los casos en que hay escasez
de recursos, como en los países en desarrollo y en los países antes de planificación
centralizada y ahora en transición;
- Fijar normas, un proceso permanente que concierne a los derechos humanos, los estilos de
vida, los servicios y los productos. Las normas deben procurar que los modelos de
comportamiento y el diseño de los servicios y productos no perjudiquen con el tiempo a
ningún ciudadano. Se pueden fijar normas en la esfera de la legislación y en la de los
lineamientos de políticas. Los países que ya cuentan con una legislación desarrollada
tal vez necesiten concentrarse en alcanzar las normas establecidas mediante la educación
y el convencimiento de los patronos, los proveedores de servicios y el público en
general;
- Dar a conocer las vidas, las experiencias, los talentos y los aportes de los
discapacitados que se han incorporado a la sociedad es de suma importancia, pues brinda a
los discapacitados la posibilidad de enterarse de la existencia de personas descollantes
que les sirvan de modelo y permite cambiar los estereotipos negativos que crean en
ocasiones los medios de información relativos en relación con los discapacitados;
- Movilizar recursos. Esta medida puede trascender el marco de los recursos monetarios
para abarcar, por ejemplo, valores como la solidaridad y la buena voluntad de la familia o
la comunidad, la capacidad de dirección y de trabajo en equipo, los conocimientos y la
tecnología (bancos de datos, manuales, etc.), la infraestructura y la organización, las
alianzas y la colaboración, así como la capacidad desarrollada en las organizaciones de
discapacitados, entre otras cosas, de entablar relaciones de cooperación técnica y de
recaudar fondos;
- Descentralizar la ejecución de los programas, incluidos los recursos y la
responsabilidad, a fin de asegurar la idoneidad de las medidas y fomentar la capacidad de
la comunidad. La opción definitiva deberá estar en manos de los que resultarán
beneficiados, con la ayuda, si fuera necesaria, de un profesional o un tutor;
- Supervisar y evaluar el progreso alcanzado. Esto debe hacerse simultáneamente tanto en
el caso del plan a mediano plazo, como en el de la Estrategia a Largo Plazo, como se
analiza más adelante en la sección C del capítulo IV. Las metas pueden servir de puntos
de referencia para supervisar el plan a mediano plazo.
Plan perspectivo para el período 2002-2007
Con los conocimientos, la experiencia y el impulso generados por el plan a mediano
plazo como base, así como con una evaluación de sus logros, un plan que abarque los
años 2002 al 2007 debería proponerse lograr algo más. Sus metas deberían ser más
ambiciosas, para acercarse más a la sociedad para todos, sin perder de vista la vida
real.
Apoyo regional y mundial
El apoyo regional e internacional puede ayudar a los países a alcanzar la autonomía
en materia de fijar normas, facilitar el intercambio de información y experiencias y
promover, donde procede, la participación de las organizaciones de discapacitados en el
proceso de toma de decisiones y de los propios discapacitados en la ejecución de
programas.
Medidas regionales
Las organizaciones regionales reúnen las condiciones propicias para facilitar la
adaptación y transformación de los enfoques, las normas y la tecnología a nivel mundial
a fin de que se avengan a las necesidades y opciones de la región. Durante el Decenio de
las Naciones Unidas para los Impedidos hubo regiones muy activas, y otras menos activas.
La inactividad se ha atribuido a las guerras, la inestabilidad política y las
limitaciones económicas.
En el marco de la Estrategia a Largo Plazo, se invita a las organizaciones regionales:
- A que revisen sus políticas, programas y proyectos socioeconómicos para determinar
qué atención se presta en ellos a las necesidades, los derechos y las inquietudes de los
discapacitados;
- A que incluyan un componente de discapacidad en sus políticas, programas y proyectos
socioeconómicos;
- A que formulen o actualicen las estrategias regionales para abordar la discapacidad, en
consultas con las organizaciones de discapacitados;
- A que mejoren el intercambio de información y experiencias mediante la organización de
conferencias, talleres y grupos de tarea encargados de abordar la problemática
específica de la discapacidad, incluida la adaptación de las Normas Uniformes;
- A que analicen la viabilidad de convocar un foro de amplia participación para formular
o perfeccionar una estrategia regional a largo plazo con planes quinquenales intermedios
que comiencen en el período 1997 al 2002.
- A que formulen planes nacionales de apoyo.
Medidas mundiales
Las organizaciones mundiales pueden apoyar las iniciativas regionales y nacionales
encaminadas a lograr la sociedad para todos, siguiendo la pauta de las políticas y los
programas del sistema de organizaciones de las Naciones Unidas. Las políticas mundiales
deberían perfeccionarse continuamente aprovechando las experiencias regionales y
nacionales. Específicamente, se invita a las organizaciones internacionales:
- A que apoyen los planes regionales y nacionales;
- A que celebren consultas con las organizaciones de discapacitados cuando se emprenda la
formulación o revisión de una amplia gama de políticas, programas y actividades
socioeconómicos, como las conferencias internacionales o los aniversarios y las
conmemoraciones especiales;
- A que promuevan los derechos humanos, la salud, la higiene, los alimentos, la
educación, la rehabilitación, el empleo y la vivienda para todos, en cumplimiento de sus
mandatos;
- A que incorporen un componente de discapacidad bien definido en sus políticas y
programas socio-económicos, incluida la cooperación técnica y la información pública;
- A que aprovechen la experiencia de los discapacitados que estén en sus plantillas
administrativas y de proyecto;
- A que mejoren el intercambio de información entre las organizaciones internacionales,
así como entre los donantes, los encargados de formular políticas y los organismos de
ejecución;
- A que elaboren materiales didácticos e informativos sobre los programas que han tenido
éxito;
- A que examinen la viabilidad de emprender un proyecto modelo conjunto con el fin de
asistir a un reducido grupo de gobiernos interesados a formular una política amplia en
materia de discapacidad que pudiera ensayarse y, con el tiempo, servir de modelo práctico
para su aplicación o adaptación en otros países;
- A que evalúen y revisen los planes y programas cada cinco años a fin de incorporar la
problemática de la discapacidad y prever la activa participación de los discapacitados.
Como se desprende de las secciones anteriores, es preciso abordar la supervisión y
evaluación de la Estrategia a Largo Plazo desde dos perspectivas: los datos nacionales
desagregados por ubicación geográfica, sexo, características socioeconómicas o
actividad programática, y los datos agregados a nivel nacional por medidas regionales o
mundiales.
Una primera tarea fundamental consiste en seleccionar las variables e indicadores de la
actuación en cuanto a los logros obtenidos y dificultades experimentadas. Los indicadores
deberán ser claros, bien definidos y precisos, y deberán dar cuenta de las variaciones
en la actuación y los resultados. Los indicadores de la supervisión centrarán su
atención en la entrega y utilización de los aportes, en tanto los indicadores de la
evaluación lo harán en los resultados obtenidos y los cambios observados entre los
beneficiarios previstos.
Debe supervisarse periódicamente y los informes deben coincidir con los exámenes de
planes y presupuestos que se realicen anualmente. Ello creará la base empírica necesaria
para evaluar e instituir los ajustes del caso en las metas y las actividades. Las
actividades de supervisión del sistema de las Naciones Unidas, incluida la labor del
Relator Especial encargado de las Normas Uniformes, constituyen una valiosa fuente de
aportes colaterales para poder supervisar la Estrategia a Largo Plazo.
Las conclusiones de la evaluación deben publicarse a tiempo para que coincidan con los
exámenes quinquenales de la ejecución del Programa Mundial previstos para 1997, 2002 y
2007. Ello permitirá contar con una buena base para definir, examinar y valorar las
principales cuestiones, tendencias y esferas específicas que precisan atención.
Debe procurarse la participación oportuna de las organizaciones de discapacitados en
la selección de los indicadores adecuados que se utilizarán para medir el progreso o los
obstáculos experimentados, en el análisis de las conclusiones y en la interpretación de
los resultados.
El eje de la supervisión y evaluación de la Estrategia a Largo Plazo es la labor de
supervisión en el plano nacional. Esta labor puede ser o bien responsabilidad de un
órgano u organización especialmente designado a ese fin, como un comité coordinador
nacional encargado de los discapacitados, o puede realizarse como parte de los
procedimientos en marcha para estudiar las tendencias socioeconómicas nacionales. Los
informes de supervisión deben estructurarse como una parte integrante de las evaluaciones
del rendimiento socioeconómico a fin de velar porque las conclusiones y recomendaciones
de la supervisión tengan eco en las decisiones que se tomen en relación con las
políticas, los programas y los proyectos en materia de desarrollo.
La supervisión en el plano regional aprovecharía las conclusiones a que se arribara
en el nivel nacional. Hay un grupo de órganos y organizaciones regionales que se ocupan
de las cuestiones relacionadas con la discapacidad, entre los que se cuentan las
comisiones regionales de las Naciones Unidas, el Consejo de Europa, la Unión Europea, la
Liga de los Estados Árabes, la Organización de la Unidad Africana, la Organización de
Estados Americanos y el Consejo Nórdico. Es preciso definir qué unidades de medida
resultan aplicables en los distintos entornos nacionales y son factibles, a la vez, de ser
agregadas en el nivel supranacional.
La supervisión de los instrumentos y las convenciones mundiales en las esferas social
y económica pueden proporcionarnos importantes indicadores contextuales para poder
supervisar la Estrategia a Largo Plazo. Y, a la inversa, este proceso también podría
utilizarse para incorporar las inquietudes en materia de discapacidad en el contexto
general del desarrollo.
* Ejecución del Programa de Acción Mundial para los Impedidos;
informe del Secretario General. (A/49/435, Anexo) Resolutión 49/153 de la Asamblea
General, 23 de Diciembre de 1994: "Pide a los gobiernos que, al ejecutar el Programa
de Acción Mundial, tengan en cuenta los elementos sugerido en la Estrategia a largo plazo
para promover la aplicación del Programa de Acción Mundial para los Impedidos hasta el
año 2000 y años subsiguientes." (sect. II, para. 2)
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