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Mamá Munira, una mujer feliz que ayuda a los demás

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Narración

El campo de refugiados de Za’atari se encuentra en una llanura desértica, barrida por el viento. Abierto en Jordania en 2012, está a solo 10 kilómetros de Siria.

Al otro lado de la frontera hay gente que muere diariamente en una brutal guerra civil. Millones de personas han perdido sus hogares.

Unos 80.000 sirios han encontrado refugio en medio del polvo y la mugre.

Muchos han acabado dependiendo de una mujer extraordinaria a la que llaman Mamá Munira.

«Cuando preguntan por mí - ‘¿Dónde está Mamá Munira?’ - me pongo muy contenta. Y voy corriendo: ‘Sí, ¿qué quieres?’»

Munira Shaban es la comadrona y enfermera más famosa de Jordania. Lucha por la planificación familiar, facilita anticonceptivos y aconseja a las mujeres embarazadas.

«Me necesitan para asistir en los partos, para los niños, para la planificación familiar y para los anticonceptivos. Y ya que yo sé de todo eso, ¿por qué no darlo a los demás?»

Y Munira da mucho. Renunció a la jubilación a sus sesenta y muchos para trabajar en Za’atari. Se levanta todas las mañanas al amanecer para viajar durante noventa minutos hasta el campo.

«Creo que Munira es una mujer maravillosa. Es una persona muy positiva.»

Muna Idris, del Fondo de Población de las Naciones Unidas, contrató a Munira para trabajar con refugiados sirios.

«Está haciendo un trabajo muy duro y ofreciendo apoyo en una situación muy difícil.»

Munira ofrece apoyo a pacientes como Nasria Maslamani, embarazada de su primer bebé.

Nasria vive con su marido, Ziad, y con su madre en una tienda de campaña de dos secciones. Temiendo por sus vidas, huyeron de Siria hace más de un año, dejando atrás a sus hermanos y hermanas. Les preocupa que su hijo crezca en las condiciones insalubres del campo de refugiados.

«Hay un montón de enfermedades en este campo. El aire es frío y está lleno de polvo. Vivir aquí es más difícil que en Siria. »

«Me preocupa mucho que mi hijo enferme contagiado por las ratas. Me gustaría volver a casa para que crezca allí. Eso es lo más importante.»

Nasria acude a la consulta de Munira una vez por semana.

«Vi que no sabía cuál era su grupo sanguíneo, y le dije que no visitara a enfermo aquí, en el campo.»

Cuando Munira está en el campo aprovecha para intentar convencer a las mujeres de que tengan niños más adelante, a fin de mantener su propia salud y la de sus hijos.

«Prefieren casarse cuando son bien jóvenes, a los 12, 13, 14 años. Y entonces tienen niños. Dicen que a los 18 o 20 ya es tarde para casarse. Piensan que ya están acabadas. »

Munira vive dedicada a sus logros en Za’atari, que son muchos.

«Cuando estoy ahí, hay veces que me siento tan feliz... No me canso de ir y venir. Me encanta mi trabajo. No creo que estas personas sean diferentes de nosotros. »

Este reportaje fue producido por Susan Farkas para las Naciones Unidas.

1 de julio de 2014

La brutal guerra civil en Siria muestra lamentablemente lo peor de los seres humanos, pero también lo mejor.

Mamá Munira es una comadrona que ha renunciado a su jubilización para poder seguir ayudando, en especial a las mujeres, a quienes ayuda en el parto y a quienes aconseja en la planificación familiar.

Este vídeo muestra su historia.

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