Declaración del Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas en el Quinto Foro Mundial del Agua, presentada por Maude Barlow, Asesora principal del Presidente sobre el agua.

Estambul

19 de marzo de 2009

Queridos amigos,
Hermanas y hermanos todos,

Es para mí un gran placer poder dirigir unas palabras al Quinto Foro Mundial del Agua y, por mediación de la Sra. Maude Barlow, mi Asesora Principal sobre el Agua, enviar un caluroso saludo a este foro que se ha convertido en el principal lugar de encuentro de quienes se preocupan por la cuestión del agua en todo el mundo. Quisiera hoy hacer referencia a varias cuestiones inquietantes relativas a los procesos y estructuras de esta institución, con franqueza y con la genuina esperanza de que podamos hallar nuevas formas de ampliar nuestras asociaciones en torno a una serie de asuntos cruciales relacionados con la crisis del agua que está avanzando a un ritmo implacable en todo el mundo.

Como tal vez sepan, una de las prioridades de mi Presidencia durante el sexagésimo tercer período de sesiones de la Asamblea General es la cuestión del acceso de todas las personas al agua. Mi preocupación por este tema me ha empujado a ser el primer Presidente de la Asamblea General en dirigirse al Foro Mundial del Agua desde su creación en 1997. En un momento en que la crisis mundial del agua sigue agravándose, la Asamblea General ha pedido a los Estados Miembros que se comprometan a lograr el mayor progreso posible en el cumplimiento de los objetivos del Decenio Internacional para la Acción "El agua, fuente de vida", 2005-2015, que proclamó en 2003.

El principal objetivo del Decenio Internacional es promover el cumplimiento de los compromisos internacionales contraídos en relación con el agua y cuestiones afines antes de 2015. Estos compromisos se refieren, entre otras cosas, a los Objetivos de Desarrollo del Milenio de reducir por la mitad antes de 2015 la proporción de personas que carecen de acceso a agua potable segura y de poner fin a la explotación insostenible de los recursos hídricos. Las Naciones Unidas necesitan asociaciones dinámicas para asegurar que estos objetivos se cumplan.

Con la Asamblea General colaboran otros miembros de la familia de las Naciones Unidas para impulsar estos objetivos. Es alentadora la decisión tomada el año pasado por el Consejo de Derechos Humanos de nombrar una experta independiente sobre la cuestión de las obligaciones de derechos humanos en relación con el acceso al agua potable segura y al saneamiento. Dicho nombramiento fue una clara muestra de la creciente preocupación de la comunidad internacional por la inminente crisis del agua y de la necesidad de que nuestros esfuerzos conjuntos vayan dirigidos a atender las necesidades de los más vulnerables y marginados del mundo.

Justo la semana pasada, en Ginebra, la Sra. Catarina de Albuquerque presentó al Consejo de Derechos Humanos su primer informe preliminar, que trataba sobre el problema de la falta de acceso al saneamiento y su relación con otras obligaciones de derechos humanos. Actualmente, la Sra. De Albuquerque está centrando su atención en el contenido normativo de las obligaciones en materia de derechos humanos relativas al acceso al saneamiento y en la elaboración de criterios sobre buenas prácticas relacionadas con las obligaciones de derechos humanos relativas al agua y el saneamiento. Son iniciativas que todos los aquí reunidos deberíamos escuchar y apoyar.

No necesito explicarles lo grave que es esta crisis. Confío en que todos somos conscientes de la importancia de apoyar a los miles de millones de personas que carecen de acceso al agua potable y a servicios de saneamiento. Lo que no está tan claro es si realmente somos conscientes de la necesidad de formar asociaciones dinámicas para asegurar el apoyo a las comunidades vulnerables en su búsqueda de soluciones sostenibles a los complejos problemas relacionados con el acceso al agua.

Mis opiniones sobre la cuestión del agua reflejan la gran influencia que ha tenido en mí la excepcional labor desempeñada por Maude Barlow durante los últimos años para dar a conocer a la comunidad internacional el problema de la crisis mundial del agua. Comparto su opinión de que el agua es un bien público, patrimonio común de las personas y la naturaleza y un derecho humano fundamental. Estoy convencido de que debemos rechazar la idea de que el agua es una mercancía que pueda venderse y comprarse en el mercado libre. Debemos actuar rápidamente para garantizar que el acceso al agua potable sea tratado como un derecho fundamental de todos los pueblos y quede incluido entre los objetivos del Decenio de las Naciones Unidas.

El Banco Mundial informa de que para 2025 las dos terceras partes de la población mundial no tendrán agua potable suficiente. Esta es la razón por la que el agua se ve cada vez más como el "petróleo" del siglo XXI, con todas las graves consecuencias que ello supone. Quienes se empeñan en privatizar el agua y convertirla en una mercancía semejante al petróleo están negando a la gente un derecho humano tan básico como el aire que respiramos.

En vista de estas creencias, me siento obligado a expresar mis temores respecto a la composición y el funcionamiento del Foro Mundial del Agua. Como Presidente de la Asamblea General, me parece más clara que nunca la importancia de crear asociaciones inclusivas y democráticas para hacer frente a los problemas mundiales que tenemos ante nosotros. No obstante, para que estas asociaciones logren su cometido, deberán respetar el programa de desarrollo y los objetivos de las Naciones Unidas y adoptar y poner en práctica las nuevas tendencias del derecho internacional, incluidas las normas internacionales de derechos humanos. Creo que la propia ambigüedad de las Naciones Unidas y la falta de liderazgo en la Organización han perjudicado nuestra capacidad de decidir un plan de acción y forjar asociaciones más constructivas para ocuparnos de la crítica cuestión del agua.

Me preocupa el hecho de que el Foro Mundial del Agua tenga actualmente una estructura que le impide crear asociaciones con los defensores de los principios que he mencionado antes. El Foro está muy influido por las empresas de agua privadas. Prueba de ello es que tanto el presidente como el presidente suplente del Consejo Mundial del Agua tienen estrechos lazos con empresas privadas de agua que operan con fines de lucro.

Es importante que las Naciones Unidas insistan en la necesidad de una mayor claridad en la cuestión de la "mercantilización" del agua y elaboren un enfoque del acceso al agua basado en los derechos humanos. Estoy convencido de que los organismos y las oficinas de las Naciones Unidas deberían encabezar la labor dirigida a establecer, por medio de un proceso legalmente constituido, un marco claro y amplio para tratar las cuestiones relativas al acceso al agua y el saneamiento. Habría que establecer directrices sobre la rendición de cuentas y las responsabilidades de los miembros del Consejo Mundial del Agua y el Foro Mundial del Agua.

Me inquietó saber que la actual Declaración Ministerial del Foro Mundial del Agua no se acordó sino hasta que algunos Estados se aseguraron de que no hubiera obligación vinculante para los gobiernos de aplicar ninguno de sus artículos. La cuestión del agua es demasiado importante para no someterla a un proceso vinculante y transparente. Podemos y debemos hacer mejor las cosas.

Es evidente que el actual Foro Mundial del Agua no comparte las opiniones ampliamente difundidas en contra de la privatización del agua y a favor de evitar su mercantilización. Estoy de acuerdo en que los próximos foros deberían adoptar las normas internacionales y llevar a cabo sus deliberaciones bajo los auspicios de las Naciones Unidas. Insto a los Estados Miembros de la Organización a que trabajen juntos para promover políticas que hagan posible que el Foro se reúna de manera conforme con las metodologías bien elaboradas con que contamos para este tipo de encuentros. Estas políticas deberían ponerse en práctica antes de que se celebre el Sexto Foro Mundial del Agua.

Esta nueva orientación dará un nuevo impulso a una serie de iniciativas positivas. Este es el momento de unir nuestras fuerzas y nuestros recursos para adoptar medidas inmediatas a fin de proteger las fuentes de este precioso recurso y mejorar las actividades dirigidas a evitar la contaminación del agua. Esto nos ayudará a lograr la participación de un mayor número de personas en asociaciones creativas y dinámicas para hacer frente a esta crisis que está poniendo en riesgo la vida y el bienestar de miles de millones de seres humanos.

Un Foro de base más amplia también ofrecerá nuevas oportunidades de trabajar juntos para desarrollar los procesos que nos permitan resolver cualquier conflicto sobre el agua de manera pacífica y basándonos en el estado de derecho. Para lograrlo, debemos utilizar los mecanismos claros del derecho internacional y las normas internacionales de derechos humanos.

Por todos estos motivos, es esencial que aquellos de ustedes que representan a sus gobiernos en el Foro Mundial del Agua tomen medidas para revocar la decisión de suprimir la referencia al derecho al agua en la Declaración Ministerial. Esta importante Declaración, en su estado actual, socava los intentos de quienes luchan por el acceso al agua potable y el saneamiento. Insto a todos ustedes a que apoyen los esfuerzos de la delegación del Uruguay en el proceso para lograr una declaración más abierta y hacer lo correcto. Todos sabemos que el verdadero trabajo empieza después de los discursos, y en esto todos debemos presentar un frente unido.

Todos nosotros -las Naciones Unidas, los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil organizada- debemos unir nuestras fuerzas para encontrar soluciones y formas positivas de avanzar. Juntos, debemos reafirmar nuestra función como administradores del planeta Tierra, una función que hemos dejado de lado durante mucho tiempo. Debemos reconocer que el enfoque estrecho basado en la obtención de ganancias a costa de los preciosos elementos de la vida nos está llevando a un atolladero, no sólo a la humanidad, sino a todas las formas de vida en nuestro atribulado planeta. Debemos renovar nuestro respeto por lo que ha sido puesto a nuestro cuidado y administrar nuestros recursos para el bien de todos.

Todos nosotros, sin excepción, somos responsables del estado de nuestro mundo. Pero debemos avanzar. Hoy presenciamos una convergencia de crisis interrelacionadas de gran escala, entre las que se cuenta la que afecta al acceso al agua potable. Sin embargo, las crisis no necesariamente deben convertirse en tragedias. En este momento tenemos enormes oportunidades de adoptar medidas para corregir nuestra forma de hacer las cosas. El Foro Mundial del Agua debería ser uno de los principales cauces para esta labor.

Les agradezco a todos su apoyo a este llamamiento, que toca la esencia misma de la labor del Foro. Confío en que mi asesora, Maude Barlow, nos ayude a reflexionar y a unir esfuerzos para desarrollar un marco jurídico verdaderamente representativo sobre el tema del agua.

Muchas gracias.

Enlaces rápidos

Documentos importantes

Recursos