Palabras del Presidente de la Asamblea General en ocasión de la conmemoración del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza y para sumarse a la campaña global "Ponerse de pie contra la Pobreza"

"Los derechos humanos y la dignidad de las personas que viven en la pobreza"

New York, 17 de Octubre de 2008

Excelencias,
Hermanas y Hermanos
Amigas y Amigos todos

Nos hemos reunido aquí hoy para conmemorar el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. Como este año estaremos celebrando el 60 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es oportuno reflexionar sobre el escándalo de la pobreza mundial desde la perspectiva de los Derechos Humanos.

La pobreza en la que vive la mitad de los habitantes de la Tierra impide el goce de los derechos a la salud, la educación, vivienda digna, salubridad, trabajo bien remunerado, etc. Esa pobreza es inexcusable en tanto es causado por el hombre y la perversa logica egoísta de la cultura dominante y, además, está a nuestro alcance erradicarla. La persistencia de ella constituye una flagrante violación a los derechos humanos de la mayor parte de los habitantes de la Tierra.

Dicho de otra manera, el Capitalismo y la cultura que éste genera, choca y contradice los valores y principios de todas nuestras tradiciones religiosas y ético-filosóficas. Seguir en esa cultura de individualismo es seguir traicionando nuestros más sagrados valores y principios y eso sólo nos puede traer las más terribles consecuencias.

Los Jefes de Estado y de Gobierno afirmaron en Copenhague en 1995 que por primera vez en la historia de la humanidad, la erradicación de la pobreza era algo posible y alcanzable porque contamos con los recursos, conocimientos y la tecnología para lograrlo. No obstante, la pobreza no disminuye y, en muchos casos, aumenta.

Este hecho constituye la mayor vergüenza en nuestro mundo contemporáneo, pone en evidencia el egoísmo demencial de la cultura dominante de individualismo y yoquepierdismo con respecto a la suerte de los demás. Se piensa que con las migajas que caen de la mesa de la abundancia de los ricos se puede satisfacer las necesidades de los desposeídos, esa mitad de la humanidad que a duras penas sobrevive en el hambre y la miseria.

Las diferentes crisis convergentes que hoy en día se complican con el cataclismo financiero, producto también de la codicia desenfrenada e irresponsabilidad social del sistema económico mundial, no necesariamente tienen que conducirnos a una gran tragedia humana. Para que eso no suceda, tenemos que superar la mediocridad moral que nos impide hacer los grandes sacrificios que la magnitud del problema de la pobreza mundial nos exige. Aunque no sea por conciencia ética, el realismo nos debería conducir a entender que la humanidad entera está en un mismo barco en el que, o nos salvamos todos o todo nos hundimos.

En este día Internacional para la Erradicación de la Pobreza cabe recordar las palabras de Gandhi, que nos decía que nunca deberíamos olvidar que: "la pobreza es la peor violación a los derechos humanos y la principal causa de violación a los derechos humanos"

44 millones más de personas sufrirán desnutrición este año por la combinación de altos precios de alimentos y de la energía, más la caída del crecimiento por la crisis en los sistemas financieros de países avanzados.

El número de nuevas personas afectadas por el hambre llega a varias decenas de millones, y cientos de millones más han visto restringido su acceso a los alimentos y, en consecuencia, a otros bienes y servicios vitales.

Como Presidente del sexagésimo tercer período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, llamo a no reducir la ayuda en estos tiempos difíciles y a que más bien la tripliquemos. No esperamos hasta que los desposeídos y los excluidos salgan a la calle para demandarlónos.

La actual crisis económica debería servir para convencernos, de una vez por todas, sobre los profundos y ya impostergables cambios que se deben hacer en el sistema económico mundial, y en los valores o, mejor dicho, anti-valores que lo dinamizan. Ya es hora de enarbolar la bandera de la solidaridad internacional y enterrar para siempre sistemas basados en el individualismo y la codicia. Solo así lograremos erradicar la pobreza y hambre de esta Tierra y alcanzar la paz que todas y todos anhelamos.

Muchas gracias

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