Discurso del Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas en la presentación del Día Mundial de la Justicia Social

Naciones Unidas, Nueva York

10 de febrero de 2009

Excelencias,
Señora Robinson,
Queridos amigos,

Me honra que me hayan invitado a hacer uso de la palabra ante esta Comisión de Desarrollo Social y a participar en la celebración del primer Día Mundial de la Justicia Social. Entiendo que esta es la primera vez que el Presidente de la Asamblea General se dirige a este órgano central del Consejo Económico y Social. Supongo que esto se debe a que saben que la promoción de la justicia social y la inclusión de los marginados de la sociedad han sido uno de los principales ejes de la labor que he realizado durante toda mi vida y son una de las prioridades de mi mandato aquí en el sexagésimo tercer período de sesiones de la Asamblea General.

Estamos viviendo tiempos especialmente difíciles para el mundo, en particular para los cientos de millones de personas marginadas que, con demasiada frecuencia, viven en la pobreza y el aislamiento. En las últimas semanas, hemos sido testigos de la inenarrable violencia infligida contra los miembros más desgraciados de nuestra comunidad mundial, el pueblo palestino en Gaza. Como sabemos, el desarrollo social, la integración y la justicia social no pueden lograrse si no hay paz, seguridad y respeto por todos los derechos humanos. A nivel mundial, el hambre y la pobreza están aumentando ante nuestros ojos. Cada día, millones de pobres marginales caen en la pobreza extrema debido a la crisis financiera mundial, el desempleo e incluso la escasez de alimentos. Ellos ya conocen de primera mano las catástrofes que el cambio climático nos depara a todos nosotros.

Hoy celebramos el primer Día Mundial de la Justicia Social. Este es un tema importante que debe ocupar un lugar destacado en nuestro programa internacional. ¿Cómo podemos hacer que los pobres, las personas con discapacidad, las personas de edad, los jóvenes descontentos, las mujeres maltratadas y otras minorías pasen a formar parte integrante de las sociedades? Creo que para lograr la integración y la justicia debemos reestructurar la arquitectura financiera mundial de modo que las personas marginadas tengan pleno acceso al sistema económico y social en los niveles local e internacional. Necesitamos un proceso de determinación de políticas que reconozca sus derechos humanos como miembros de pleno derecho de la sociedad. Necesitamos un sistema financiero que incluya a quienes están siendo excluidos.

Durante decenios, si no siglos, el sistema económico dominante ha favorecido a las personas adineradas; los ricos han estructurado el mundo para beneficiarse a sí mismos -muchas veces, exclusivamente. Se ha negado el acceso al comercio justo a regiones enteras del mundo, a muchísimos países en desarrollo. Las instituciones de Bretton Woods han ordenado a los países pobres y en desarrollo que recorten los programas sociales y económicos que garantizaban un nivel de vida decente para sus ciudadanos, con lo que han perpetuado las mortíferas privaciones de sus habitantes más pobres. Estas instituciones han exigido que se exportaran los alimentos que necesitaban los países ricos, a expensas de la producción de alimentos y la seguridad alimentaria locales en los países más pobres.

Quizá sepan que la Asamblea General, con la ayuda de una Comisión de Expertos sobre las reformas del sistema monetario y financiero internacional, inició recientemente su labor dirigida a analizar nuevas formas de asegurar la integración de los países en desarrollo en un marco internacional más justo y receptivo. Nuestro objetivo es hacer que las Naciones Unidas, el G-192, participen en el debate sobre los cambios que hay que incorporar a una arquitectura financiera que ha fracasado. Debemos contribuir a garantizar que el nuevo orden necesario refleje un sistema más justo y equitativo, en que los marginados participen y del que se beneficien. A través de la Asamblea General y de los muchos órganos importantes que forman parte del Consejo Económico y Social, debemos impulsar también la justicia social. Sólo si trabajamos juntos bajo un liderazgo fuerte y valiente tendremos éxito en este empeño.

La labor de la Comisión y la resolución de la Asamblea General por la que se convoca a celebrar el Día Mundial de la Justicia Social nos proporcionan a los Estados Miembros, las organizaciones de la sociedad civil y las personas de todo el mundo la oportunidad de tomar medidas concretas para promover la justicia social. Aliento a todos los Estados Miembros a que realicen una labor de concienciación acerca de los principios de equidad, democracia, participación, transparencia, rendición de cuentas e inclusión en los que se sustenta la justicia social. Quisiera felicitar al Excelentísimo Señor Nurbek Jeenbaev, Representante Permanente de Kirguistán, quien ha liderado la promoción de este día especial en las Naciones Unidas, y encomiar los esfuerzos que ha hecho su país por imbuir a la sociedad del espíritu de la justicia social. Necesitamos inspiración y liderazgo para promover estos valores esenciales en nuestras sociedades.

Creo que nuestro mundo está muy necesitado de paradigmas, de modelos que encarnen las virtudes que necesitaremos para estar a la altura de los enormes desafíos que nos plantea el siglo XXI. A lo largo de los años he encontrado inspiración en muchas personas, algunas conocidas y otras menos conocidas.

A mi juicio, el gran héroe de la justicia social, la persona cuyo ejemplo puede servirnos de inmensa ayuda en nuestra lucha noviolenta en pro de la justicia social, es Julius Nyerere, el primer Presidente de Tanzanía, quien ayudó a toda África a liberarse del colonialismo y a establecer un sistema social y económico en el que fuera el ser humano, no la maximización de las ganancias, lo que ocupara el centro de toda empresa económica.

Sigo en deuda -y creo que toda la humanidad lo está- con Fidel Castro, que ha dedicado su vida a practicar y promover incansablemente la SOLIDARIDAD con los pueblos oprimidos de todo el mundo. Más que un héroe, Fidel es lo más parecido a un santo que tenemos en nuestro atribulado mundo. También presenciamos el surgimiento de nuevos líderes, como el Presidente Evo Morales de Bolivia, quien, venciendo todo tipo de dificultades, está guiando a nuestros pueblos indígenas -en Bolivia y en todo el mundo-hasta el lugar central que les corresponde por derecho en nuestras sociedades, y defendiendo con valentía la soberanía e independencia de Bolivia, y quien se ha convertido en un héroe sin parangón del agua y de la Madre Tierra en general.

Aplaudamos entonces a todos estos líderes en la lucha por un mundo mejor. Lo que es más importante, convirtámonos todos en líderes y defensores de un mundo más justo -un mundo imbuido de respeto por la dignidad inherente a todo ser humano.

Gracias.

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