Observaciones del Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas en la mesa redonda de dirigentes de la Cooperación Sur-Sur celebrada con motivo del Día de las Naciones Unidas para la Cooperación Sur-Sur
Sede de las Naciones Unidas, Nueva York
16 de diciembre de 2008
Señor Presidente del Comité de alto nivel sobre la cooperación Sur-Sur,
Excelencias,
Amigos y colegas,
Me complace enormemente estar con ustedes en la apertura de esta mesa redonda de dirigentes de la cooperación Sur-Sur, en la que nos ocuparemos de diversas cuestiones relativas a la cooperación, cada vez más dinámica, entre los países del Sur.
Nos reunimos en un momento en que el caos económico y financiero amenaza con hacer caer al mundo entero en una depresión desastrosa. Esperemos que podamos estabilizar la situación antes de que se convierta en una calamidad prolongada para todos los países y en una tragedia para nuestras poblaciones más vulnerables. En estas palabras de apertura, quisiera referirme a la cooperación Sur-Sur en cuanto se relaciona con la crisis que vivimos actualmente.
Creo que podemos -y debemos- transformar este período de crisis complejas en una ocasión oportuna para aumentar la solidaridad entre los países en desarrollo y estrechar sus lazos de cooperación, a fin de establecer unas reglas de juego equitativas para todas las naciones.
Al igual que tantas veces en el pasado, los países en desarrollo están pagando hoy un precio muy alto por las políticas comerciales y de desarrollo impuestas por el Norte industrial en interés propio. Aprovechemos la oportunidad que nos brindan nuestras reuniones como miembros de la Asamblea General para analizar políticas alternativas que tengan plenamente en cuenta los intereses y las aspiraciones de los países en desarrollo. La cooperación Sur-Sur es una empresa sumamente prometedora para todos nosotros.
Este mes, en Qatar, los Estados Miembros reafirmaron su apoyo a la innovadora asociación de cooperación Norte-Sur para el desarrollo establecida en Monterrey (México) en 2002. En la Declaración de Doha de la Conferencia internacional de seguimiento sobre la financiación para el desarrollo se subrayó el compromiso de los países industrializados de proporcionar financiación oficial para las actividades del Sur en pro del desarrollo.
En Doha, se hizo especial hincapié en la necesidad de alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio y hacer frente al cúmulo de crisis que afecta especialmente a los países menos adelantados. En vista de los reveses que ha sufrido el desarrollo, cabe celebrar que se hayan reafirmado estas promesas, y habrá que seguir de cerca su cumplimiento en los próximos meses y años.
En la Declaración de Doha también se puso de relieve el compromiso asumido por los países en desarrollo, especialmente los países de ingresos medianos, de tomar la iniciativa en su propio desarrollo y buena gobernanza. Es evidente que la cooperación Sur-Sur es un componente fundamental del nuevo programa de desarrollo. No debemos subestimar las posibilidades que ofrece esta cooperación.
Lo cierto es que la cooperación Sur-Sur está prosperando más que nunca. Esta cooperación es fundamental para encontrar soluciones a la escasez de alimentos y energía y al cambio climático, problemas que están invirtiendo los logros en materia de desarrollo y generando emergencias humanitarias. Vemos que la cooperación está sirviendo para que los países sin litoral obtengan acceso al comercio internacional. Vemos que las transferencias de tecnología entre países de desarrollo y los acuerdos comerciales regionales innovadores aumentan constantemente.
Vemos cómo países pobres, entre los cuales Cuba es, quizá, el ejemplo más destacado, destinan sus escasos recursos y su gran talento humano a programas de educación y salud que contribuyen a transformar comunidades en otras naciones. Esto siempre me ha resultado inspirador. También debemos celebrar y respaldar los esfuerzos que realizan los países de ingresos medianos por ayudar a sus vecinos más pobres. Esta ayuda debe ser más sistemática y sostenida.
Seamos claros: con la cooperación Sur-Sur todas las naciones salen ganando. Esta no es un mero accesorio de nuestros esfuerzos en pro del desarrollo. Debe ser considerada una inversión fundamental en la integración regional de un mundo fragmentado, así como una fuerza motora de nuestra seguridad e independencia nacionales y un amortiguador crucial entre nuestras frágiles economías y las profundas fallas del sistema comercial mundial.
Debemos cuidar siempre la solidaridad entre vecinos, pues es un elemento crucial. La solidaridad es una fuerza poderosa para generar un entorno económico equitativo, estable y, a la vez, dinámico. Emprendamos un debate en la Asamblea General que nos una en torno a fines claros en este Día Internacional. Será interesante oír hablar de las diversas iniciativas que se han adoptado.
Gracias.