Palabras del S.E. Sr. Miguel d'Escoto Brockmann, Presidente de la Asamblea General, en ocasión de la apertura de la Exhibición de las Abuelas de la Plaza de Mayo

Nueva York, 23 de septiembre de 2008

Existen pocos acontecimientos tan siniestros en la memoria colectiva de América Latina como aquellos que inspiraron la exhibición de hoy.

Durante las décadas de los anos 70s y 80 nuestra región fue sujeta a una extensiva red de dictaduras militares. La cooperación regional fue limitada a la coordinación de los operativos de las agencias de inteligencias y seguridad publica. Escuadrones de la muerte aterrorizaron, secuestraron y asesinaron sistemáticamente a miles de nuestros hermanos y hermanas: organizadores de los sindicatos, campesinos, obreros, políticos, artistas, maestros y profesores.

Una generación entera fue exilada. Y esta tomando una generación para restaurar las perdidas causadas al continente. La creatividad, solidaridad y visión de estos mártires fueron quienes colocaron América Latina en el camino hacia la justicia política, social y económica. Aun estamos luchando para superar el legado vergonzoso de traición y pérdida.

Pero aun en los momentos más oscuros, cuando muchos estaban inmovilizados por el miedo; las madres y abuelas quienes se reunían en la Plaza de Mayo de Buenos Aires como una luz, a veces más como una vela intermitente, en protesta a la matanza, las desapariciones y el terror.

Estas mujeres valientes enfrentaron la maquinaria salvaje que consumió a sus hijos y nietos. Gracia a su persistencia, paulatinamente el mundo entero tomó conciencia de los crímenes que estaban siendo cometidos en cárceles clandestinas en pueblos y ciudades a lo largo y ancho de Argentina y América Latina. Su ejemplo inspiró a otros en la región.

Hoy acogemos a estas mujeres como las heroínas que son. Al usar los nombres y recolectar sus identidades a través de fotos, cartas y memorias, ellas nos conmuevan a recordar y documentar los crimen cometidos en contra de sus seres queridos. Hoy el trabajo iniciado hace décadas continua en la iniciativa de instalar bancos de identidad genética, una iniciativa conjunta con Perú y Guatemala, con el objetivo de comprobar las violaciones a los Derechos Humanos y poder identificar adecuadamente a las victimas.

Esta exhibición nos hace recordar en vivo reflejo. que sus hijas e hijos son también nuestros hermanos y hermanas. Si reconozcamos esta verdad fundamental, seremos capaces de emular a las abuelas y encontrar dentro nosotros mismos la seguridad, confianza y valor de seguir su ejemplo y defender lo justo y proteger aquellos que son vulnerables.

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