Discurso del presidente de la Asamblea General: Informe del Consejo de Seguridad, la cuestión de la representacion equitativa, el aumento del número de sus miembros y cuestiones conexas. Debate conjunto

Naciones Unidas, Nueva York

18 de noviembre de 2008

[Pronunciado en nombre del Presidente por el Excmo. Sr. Zahir Tanin, Vicepresidente y Representante Permanente del Afganistán]

Excelencias,
distinguidos delegados,
hermanos y hermanas,

Como todos saben, este verano iniciamos la histórica renovación del edificio de las Naciones Unidas conforme al plan maestro de mejoras de infraestructura. Amianto, mala iluminación, ventilación deficiente, goteras, seguridad inadecuada y decoración anticuada. Al igual que el edificio, las instituciones también necesitan una renovación urgente, y ese debería ser el verdadero plan maestro. Hoy nos ponemos los cascos de trabajo y tomamos nuestras palas nuevas y relucientes. Estoy preparado para inaugurar las obras. Todos lo estamos. Estamos preparados para asumir nuestras responsabilidades y aprovechar al máximo esta oportunidad histórica para democratizar el Consejo de Seguridad.

En la Cumbre Mundial 2005, nuestros dirigentes expresaron su apoyo por, y cito, "la pronta reforma del Consejo de Seguridad -elemento esencial de nuestro esfuerzo global por reformar las Naciones Unidas- para que tenga una representatividad más amplia y sea más eficiente y transparente, de modo que aumente aún más su eficacia y la legitimidad y aplicación de sus decisiones". Por lo tanto, ya entonces definieron cuál sería el objetivo de la reforma del Consejo de Seguridad. Lo que no nos dijeron fue lo que querían decir exactamente con la expresión "pronta reforma". Ahora bien, parecería lógico pensar que no tenían la intención de dejar pasar otra Cumbre Mundial sin que hubiera cambiado en nada la situación. Por esta razón debemos sacar rápidamente el martillo y los clavos y rehacer la mesa con forma de herradura que hemos tenido hasta ahora. El siglo XXI no necesita esa mesa, sino una mesa circular con espacio para colocar asientos adicionales. Debemos volver a nuestro punto de partida y hacer realidad la visión de nuestros fundadores de un Consejo con la legitimidad para actuar en nombre de todos los Estados Miembros, conforme a lo dispuesto en el artículo 24 de la Carta.

Gracias al coraje moral y la habilidad diplomática de muchos grandes hombres y mujeres, algunos de ellos presentes hoy aquí, estamos en perfectas condiciones de hacer posible el cambio. Al final del sexagésimo segundo período de sesiones, ustedes decidieron dar un paso decisivo hacia la reforma del Consejo de Seguridad y emprender negociaciones intergubernamentales durante el sexagésimo tercer período de sesiones. El aprovechamiento máximo de esa coyuntura sería un elemento fundamental de cualquier presidencia posterior de la Asamblea General. Ahora bien, supone una responsabilidad especial para una presidencia como la mía, centrada en la labor de transformación, una presidencia basada en el imperativo de lograr unas Naciones Unidas más democráticas, donde cada país cuente. Pueden ustedes contar conmigo, y con el Embajador Tanin, cuyo nombramiento como Vicepresidente del Grupo de Trabajo de composición abierta y Presidente de las negociaciones intergubernamentales que se celebrarán próximamente fue aplaudido por todos. Pueden estar seguros de que los dos trabajaremos al máximo por ustedes, por todos ustedes.

Todos y cada uno de nosotros podemos salir ganando. La paz y la seguridad no se pueden lograr con un Consejo de Seguridad obsoleto y alejado de la realidad. Por eso no podemos permitir que nuestra labor de reforma se retrase: si queremos que el mañana sea mejor, no podemos dejar para mañana la mejora del Consejo de Seguridad.

Por lo tanto, nos encontramos hoy aquí dispuestos a progresar. Nuestra plataforma para ese progreso es la decisión 62/557. Esta decisión es nuestra base, y, como he subrayado tanto en sesiones oficiales como en oficiosas, tengo la intención de aplicar tanto su letra como su espíritu. Por eso daré al Grupo de Trabajo de composición abierta la oportunidad de ayudar a preparar las próximas negociaciones intergubernamentales y de contribuir a ellas de forma positiva. Se trata de un esfuerzo que ya va muy adelantado, en el marco del cual se celebraron reuniones la semana pasada y ayer. A fin de garantizar las máximas probabilidades de éxito, presentaré en breve al Grupo de Trabajo un plan de trabajo que, sobre todo, podríamos calificar de ambicioso. Lo presento con la ambición de no malgastar ni un solo segundo y de concluir nuestra labor, si es posible, bastante antes del plazo del 1º de febrero que habíamos establecido. Independientemente de lo que ocurra en el Grupo de Trabajo, las negociaciones intergubernamentales comenzarán, a más tardar, el 28 de febrero de 2009. No obstante, estoy convencido de que debemos esforzarnos al máximo para poder empezar lo antes posible.

Para que toda esta empresa prospere, es necesario respetar un principio en especial: no debemos volver a inventar la pólvora. Durante años, los Miembros, muchos de ustedes en persona, han demostrado gran eficacia en los preparativos para las negociaciones intergubernamentales que culminaron con la decisión 62/557. Sobre la base de esta labor anterior, podemos hacer realidad la promesa de esta decisión. Aguardo con interés sus observaciones, especialmente en cuanto a la forma en que tienen previsto contribuir a esos esfuerzos, y estoy seguro de que todos ustedes contribuirán en la mayor medida posible.

Sin embargo, hasta que concluya la reforma del Consejo, necesitamos hacer un esfuerzo adicional por obligar a éste a rendir cuentas. Hoy, la Asamblea General tiene la oportunidad de lograrlo, y ya antes alenté a los Estados Miembros a que para ello se valieran muy especialmente de este debate. Tenemos ante nosotros el informe del Consejo de Seguridad, en que se hace una objetiva descripción de la labor del Consejo en el período recién transcurrido. Hubo 219 sesiones oficiales, 58 resoluciones y 50 declaraciones de la Presidencia. El informe incluye numerosos datos y cifras sobre los esfuerzos realizados por el Consejo por cumplir su mandato de mantener la paz y la seguridad internacionales.

Al finalizar el debate del año pasado, el Presidente Kerim observó que diversas cuestiones relativas al informe habían causado gran preocupación, en particular la falta de una evaluación exhaustiva de las diversas deliberaciones del Consejo, y que muchos participantes en el debate habían insistido en la importancia de que, en el futuro, el informe fuera más analítico y sustantivo. Espero sinceramente que no dejemos que esto limite nuestro debate actual, nuestro diálogo con el Consejo o nuestra evaluación de su labor. Si, en efecto, el informe adolece de una falta de evaluación y análisis, la Asamblea debería suplir esa falta.

No se puede esperar nada menos de una Asamblea General que desea defender su papel dentro de las Naciones Unidas. Una Asamblea que interactúa de verdad con el Consejo al mismo tiempo se renueva a sí misma. Este renacimiento de la Asamblea General constituye, al igual que la reforma del Consejo de Seguridad, un componente fundamental del verdadero plan maestro que mencioné al inicio de mi declaración, esa reforma no sólo de la infraestructura física de las Naciones Unidas, sino también de sus instituciones; no del exterior, sino del interior. Generar cambios internos es mucho más difícil que realizar cambios externos; es la misma diferencia que existe entre una operación a corazón abierto y un estiramiento facial. Para realizar la primera es necesario abrir el pecho. En otras palabras, enfrentamos una enorme resistencia, pero también podemos esperar recompensas mucho mayores: una organización mundial con una vida nueva.

Gracias.

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