Declaración de apertura del Presidente de la Asamblea General en ralación con los informes del Secretario General sobre la Comisión de Consolidación de la Paz y el Fondo para la Copnsolidación de la Paz

Nueva York, 9 de octubre de 2008

Excelencias,
Señor Secretario General, Señora Vicesecretaria General
Señoras y señores,
Amigos todos,

Me complace en grado sumo que tengamos esta oportunidad de tratar los informes del Secretario General sobre la Comisión de Consolidación de la Paz y el Fondo para la Consolidación de la Paz. La Comisión y su Fondo son dos iniciativas nuevas nacidas de nuestra determinación de que las Naciones Unidas estén preparadas para ayudar a los países que salen de conflictos a asegurarse una paz duradera en el siglo XXI. Son nuevos elementos del mecanismo de las Naciones Unidas para la consolidación de la paz, y debemos tener en cuenta que aún no se han terminado de establecer y que necesitan nuestra atención y apoyo plenos.

En vista del historial de acuerdos de paz que han fracasado en sus primeros años, estas iniciativas de reforma llenan una laguna de larga data en nuestro mecanismo para el establecimiento de la paz. Son ejemplos de cómo las Naciones Unidas pueden trabajar de una forma distinta y aprender de los éxitos y fracasos del pasado. Surgen de los esfuerzos por encontrar nuevas formas de fomentar las asociaciones y la solidaridad en situaciones posteriores a conflictos que han sido mal comprendidas y desatendidas en el pasado.

La Comisión, el Fondo y la Oficina de Apoyo a la Consolidación de la Paz demuestran la importancia de estas asociaciones amplias que dependen del apoyo dinámico de la totalidad de los Miembros de las Naciones Unidas, en particular de los principales países que aportan contingentes a las misiones de mantenimiento de la paz de la Organización y los principales países donantes.

Gracias a este apoyo, estas nuevas entidades unen a los componentes de la Organización que se ocupan de los aspectos políticos, de seguridad, de desarrollo y de derechos humanos en torno a una estrategia integrada, a fin de enfrentar los tremendos desafíos que se plantean en las situaciones posteriores a conflictos.

La amplia base de contribuyentes del Fondo para la Consolidación de la Paz y el hecho de que éste haya podido alcanzar su meta inicial de 250 millones de dólares de los Estados Unidos también son una prueba de la confianza depositada en las Naciones Unidas. Reflejan el empeño de la comunidad internacional en suplir una falta crítica de financiación para la transición de la violencia a la paz y el desarrollo sostenibles.

Después de dos años, la Comisión y el Fondo siguen analizando nuevas formas de enfrentar los desafíos que representan para el mundo muchas de las situaciones posteriores a conflictos. Los informes que tenemos hoy ante nosotros muestran los alentadores progresos realizados por la Comisión, el Fondo y la Oficina de Apoyo a la Consolidación de la Paz en sus esfuerzos por satisfacer las necesidades prioritarias fundamentales en las situaciones posteriores a conflictos. Su labor inicial estuvo centrada en las situaciones posteriores a conflictos en Burundi, Guinea-Bissau y Sierra Leona. Actualmente también prestan asistencia a la República Centroafricana. El Fondo también ha prestado apoyo a iniciativas de consolidación de la paz en Côte d'Ivoire, Haití, Guinea, Liberia, Kenya y Nepal.

Los informes proporcionan un análisis franco de los desafíos que deberán enfrentar la Comisión y el Fondo. He expresado mi preocupación por la necesidad de mantener estas y otras actividades a fin de cumplir los mandatos de la Carta en el ámbito de la paz y la seguridad, como también en la esfera del desarrollo económico y social en este momento en que el mundo sufre una crisis financiera. Debemos asegurar que las medidas colectivas y el compromiso de los Estados Miembros, los países interesados, el sistema de las Naciones Unidas y todos los agentes internacionales y regionales pertinentes se mantengan en los próximos meses y años.

La pertinencia y credibilidad de este nuevo mecanismo de las Naciones Unidas para la consolidación de la paz dependerán, en última instancia, de la capacidad de dicho mecanismo de movilizar el apoyo internacional necesario para llevar los beneficios de la paz en forma tangible a los pueblos de Burundi, la República Centroafricana, Guinea-Bissau y Sierra Leona. Estos beneficios se necesitan ahora, no dentro de dos, tres o cinco años.

También es preciso mejorar la capacidad de los países de mantener la paz y reconstruir las bases para un desarrollo socioeconómico de más largo plazo. Para tener éxito, la labor de este mecanismo debe respetar el principio de identificación nacional con todas las actividades de consolidación de la paz e incluir la participación de agentes regionales y subregionales, a fin de ampliar los efectos en cuanto a la paz y la estabilidad.

Con este fin, insto a la comunidad internacional a que siga reforzando la capacidad de la Comisión de Consolidación de la Paz y del Fondo para la Consolidación de la Paz. Es necesario utilizar recursos financieros y humanos nuevos y previsibles para atender las prioridades fundamentales determinadas por los países en cuestión.

En este período de sesiones, la Asamblea General tendrá otras oportunidades de mantener debates fundamentales sobre la consolidación de la paz después de los conflictos. Acogemos con agrado esta responsabilidad que nos corresponde como órgano del que depende este mecanismo. La Asamblea examinará la propuesta del Secretario General de que se revise el mandato del Fondo para la Consolidación de la Paz. También examinaremos las recomendaciones del Secretario General dirigidas a mejorar la capacidad de respuesta de las Naciones Unidas en los ámbitos de la recuperación temprana y las situaciones posteriores a conflictos.

Insto además a todos los miembros a que den muestras del espíritu de colaboración y la responsabilidad necesarios para que todos podamos avanzar con la elección de los nuevos miembros de la Comisión de todas las categorías que quedan pendientes. Tengo la intención de invertir el tiempo y el esfuerzo que sean necesarios para alcanzar este objetivo antes de fin de año.

Estas son oportunidades para que la Asamblea General, con su composición universal y su autoridad moral, aproveche la labor de la Comisión de Consolidación de la Paz y el Fondo para la Consolidación de la Paz para promover unas Naciones Unidas más democráticas, coherentes y ágiles. Nuestra credibilidad y nuestro liderazgo se medirán por nuestra capacidad de responder a las necesidades de las sociedades que aspiran a lograr la paz, la estabilidad y la prosperidad.

El debate de hoy constituye, en mi opinión, una oportunidad para que los Estados Miembros reflexionen sobre la mejor forma de que la Asamblea General apoye y refuerce los nobles objetivos del mecanismo de las Naciones Unidas para la consolidación de la paz. No debemos contentarnos con nada menos que un cambio significativo de las políticas y actitudes de todos los interesados pertinentes a fin de enfrentar la difícil situación en que se encuentran las sociedades que salen de conflictos.

Gracias.

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