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Ruido de helicóptero

Entrega de instrumentos para detectar explosiones nucleares en un puesto remoto en Yellowknife, Canadá.

«OK, confirmado».

Equipos de Canadá y de la Organización del Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares están modernizando las estaciones sísmicas para detectar explosiones atómicas.

Ross Ashlie es un técnico sísmico.

«Estamos ahora en Y3, el área de banda ancha. Estamos instalando una nueva fuente de electricidad, un sistema de baterías y un nuevo sensor...».

Es un esfuerzo logístico enorme. Alrededor de 60 toneladas de equipo deben ser transportadas por vía aérea a 20 sitios diferentes.

Sirven para crear estructura, similar a un micrófono gigante, que detecta y registra las vibraciones en la tierra.

Yellowknife es una de las más de 300 estaciones que detectan explosiones nucleares en el mundo. Forman parte de un sistema diseñado para monitorear las violaciones del Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares de 1996, o CTBT, adoptado por la Asamblea General de la ONU.

Cada estación cuenta con un sismógrafo. Éste se guarda en una cueva construida en roca sólida estable que protege los sensores del frío extremo. Fue establecida inicialmente por los británicos en 1960 para espiar las explosiones nucleares soviéticas.

Scott Dodd, técnico del Servicio Geológico de Canadá ha venido a sustituir los dos sensores anticuados.

«Este sitio fue seleccionado porque está en una antigua roca sólida y está al norte: las señales de los soviéticos cruzarían el Ártico en esa dirección. Así se estableció originalmente, hasta que se le destinó otro uso para el Tratado de Prohibición de Ensayos».

Pero el implacable frío ártico canadiense ha causado estragos en el equipo, dice Ross Ashlie.

«Esta es la bóveda original construida en los años 60 que protege el sismógrafo... Muchas de ellas son muy antiguas. Algunas dejan que entre el agua y se congele, insensibilizando de hecho a los sismógrafos».

El equipo anticuado ya no sirve. Las torres oxidadas de radio que transmiten los datos también serán reemplazadas. Pero el reto más grande es mantener el equipo conectado.

El combustible de propano pesa mucho. El vehículo que lo usa, también. Sólo se puede llenar el tanque en el invierno, cuando el hielo es lo suficientemente fuerte como para aguantar el peso. El técnico sísmico Fred Murphy se desplaza cruzando los lagos congelados para llegar a las estaciones.

«Entonces cargamos el combustible de media hora a 45 minutos para llenar el tanque».

Como parte de la modernización, se utilizará energía solar para proveer garantizar el flujo eléctrico.

«...el abastecimiento de energía solar debería ser ahora muy fiable y con suerte funcionará sin propano».

Se han tardado casi dos años en modernizar 20 sitios. Ahora se va a instalar una de las últimas torres de radio.

El arduo trabajo valió la pena. La señal

llega a una instalación central. En menos de cinco minutos se transmite a Ottawa y de ahí a los analistas de Viena, Austria.

Jacques Pretorious, ingeniero sísmico, CTBT

«Esto demuestra que la estación que se instaló hoy está mandando datos. Sabemos definitivamente que la instalación ha sido un éxito. Es una buena sensación».

Este reportaje ha sido producido por Kirstie Gregorich Hansen para las Naciones Unidas.

31 de enero de 2013

Más de trescientas estaciones repartidas por todo el mundo vigilan posibles violaciones del Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares. En Canadá, hay una de ellas que acaba de renovarse aplicando nuevas tecnologías y fuentes de energía renovables para respetar el medio ambiente.

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